Capítulo Único

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El barco había llegado al puerto del pueblo de Shiganshina, a bordo iba una mujer de cabellera larga y negra que se ocultaba entre los demás pasajeros bajo un sombrero y un pañuelo con el cual cubría su rostro. Nadie podía saber que era de origen asiático o si no estaría acabada.

La mujer llevaba toda su vida ocultándose simplemente por ser asiática; ella simplemente quería vivir una vida tranquila sin ser odiada por sus raíces. Akari Azumabito ese era el nombre completo de dicha mujer. Quien no sabía si quedaba algún Azumabito vivo, lo único que sabía con certeza es que era la única superviviente de su familia.

Akari volvió a camuflarse entre la gente del mercado, esta vez se había ocultado en uno de los carromatos, justo entre las cajas de provisiones que traían de fuera para vender en los mercados del pueblo. Una vez que el hombre se despidió del frutero, subió a su carromato, siendo desconocedor de que había una mujer dentro del carromato.

Akari se movió con cuidado, aunque aquel hombre estaba distraído con sus propios cantos. Con ambas manos retiró a un lado la lona que cubría el medio de transporte y funcionaba como puerta, y sin pensarlo saltó cayendo al suelo rodando unos segundos. La de cabello oscuro levantó su rostro del suelo y escupió y se limpió con la mano la poca arena y pequeñas piedras que habían caído en sus labios. A continuación, se levantó del suelo y sacudió su falda.

Miró a su alrededor, no había nada salvo la vegetación. Akari simplemente siguió su instinto en seguir adelante y adentrarse al bosque, tal vez pueda encontrar algún alimento mientras pensaba en una manera de limpiarse la herida que se hizo en las rodillas.

—Mierda.— Maldijo Azumabito así misma y es que su pañuelo se había quedado atascado en una de las ramas de uno de los tantos arbustos. La joven estaba batallando bastante tiempo y es que parecía que el arbusto no quería soltar aquella prenda, por lo que no le quedó más remedio que quitarse el pañuelo del cuello y dar por perdida dicha prenda.

Un ruido de una rama romperse debido a unos pasos alertó a la chica y sin dudar volvió a correr por sus instintos de supervivencia. Las ganas que tenía de vivir eran demasiado grandes, por lo que ignoró el hecho de que también había perdido su sombrero, el cual cayó en un movimiento brusco.

Una sonrisa se hizo presente en el rostro de la asiática una vez que vio una cabaña al salir del bosque. La puerta estaba abierta, por lo que no dudó en entrar. El lugar era amplio, el tamaño ideal para una familia, también estaba limpio, pero no había rastro de nadie.

Akari pasó por alto este hecho y se dirigió directamente a la cocina, se quitó la venda que cubría su marcha de nacimiento y comenzó a limpiar la sangre con el agua del grifo.

—¿Quién eres tú?— Preguntó una voz masculina. Akari sin duda agarró un cuchillo y estiró sus brazos dando pasos hacia atrás.

—Si te acercas, no dudaré en hacerte daño.— Amenazó con voz temblorosa.

El hombre rubio sube sus manos, demostrando así que no tenía intención de dañarla. —Oye, tranquila, no te voy a hacer nada. Soy una buena persona, lo juro.—

—¿Y cómo sé que no me estás mintiendo?—

—Primero, esta es mi casa y segundo...— Hizo breve pausa y se quitó la escopeta, a continuación, comenzó a sacar todas las balas, las cuales dejó caer al suelo y finalmente soltó el arma. —Soy un Ackerman, mi clan es igual de odiado y perseguido como el tuyo.— Añade el chico rubio y es que se había dado cuenta de sus rasgos asiáticos e incluso vio de manera rápida aquella marca de nacimiento en forma de A. —Tengo un botiquín en el cuarto de baño, si quieres puedo curarte las heridas.—

Las palabras mostraron a Akari que podía confiar en aquel hombre, por lo que, lentamente, asintió con la cabeza y bajó el cuchillo.

—Perfecto, entonces, toma asiento mientras voy a buscar el botiquín.— Comentó por última vez antes de marcharse a buscar lo que necesitaba. Por su parte, la asiática tomó asiento en una de las sillas de madera situadas en la cocina, justo en la mesa donde la chica supuso que comía aquel hombre.

February TenthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora