Capitulo 88

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El navío de Tiberius por supuesto que no llevaba cañones y sus tripulación iba vestida como marineros normales. Aún así, el general no pudo evitar sorprenderse por la excelente calidad del barco y la velocidad con la que este navegaba. Por fuera no parecía la gran cosa pero una vez zarpaba se sentía la diferencia.

El general estaba aliviado por saber que no estaba solo, y aunque su actual y único aliado era originalmente su enemigo, sintió que le debía más a él que a cualquier otra persona en el mundo.

Era complicado, pero prefería que fuese de esta manera.

De regreso a Orley, Liliana estaba preocupada por la seguridad de su madre y su hermana, le importaba una mierda su hermano. Arthur le aseguró de que todo iba a estar bien.

En el tiempo en el que Arthur llegó a Orley luego de atacar Calbourne, sabía que debía preparase para cualquier cosa así que aceleró la producción y mejora de sus armas.

—Odio admitirlo, chico, pero una vez más tenías razón. —Dijo André—. En verdad fue buena idea construir un fuerte en aquella isla, sus cañones brindarán apoyo a todo este lado de la playa

—Aún no está listo, pero definitivamente lo estará para cuando lleguen los enemigos. —Dijo Arthur mirando como se construía el fuerte a lo lejos—. Dime, ¿como van con las nuevas armas?

André se rascó la barbilla.

—Honestamente, dudo que podamos abastecer a todo el ejército de una con ellas. Con un poco de suerte podemos abastecer a la mitad. —Mencionó André.

El viejo suspiró y miró a Arthur.

—Lo siento, chico, pero con la actual maquinaria es complicado fabricar la nueva munición y los rifles.

—Esta bien, incluso con un cuarto del ejército equipado con ellas es suficiente. —Arthur le dió unas palmaditas en el hombro.

—¿Realmente podremos vencer al reino? —André estaba preocupado.

Arthur pensó por un momento.

—Ya que nos enfrentamos al rey, en su locura seguramente habrá reclutado, ya sea a la fuerza o no, a más de 100 mil soldados... Je, incluso 200 mil no me sorprendería.

André miró perplejo al sonriente Arthur.

—¿De verdad lo estás disfrutando? —Preguntó André.

—No me mal intérpretes, es triste que tanta gente sufra por la codicia de un rey, pero quiero probar que tan lejos hemos llegado hasta ahora. De que somos capaces. —Aclaró.

Ambos guardaron silencio por un momento hasta que de repente alguien atrás habló.

—¿Y que harás si ganas? —Preguntó Liliana.

Arthur se giró y vio a Liliana acercarse, este le sonrió un poco.

—¿No es obvio? Creo que ya va siendo hora de que Glideric tenga varias reformas... Cómo una reina en vez de un rey.

Arthur la miró a los ojos y le dió una sonrisa, Liliana lo miró por unos segundos antes de mirar hacia el fuerte en construcción.

—Últimamente me he estado preguntando... —Liliana habló, luego se giró hacia Arthur—. ¿Por qué me sigues apoyando?

—¡Oh, no, si van a empezar con sus cosas de enamorados yo me voy! Hasta luego, tengo trabajo que hacer. —André se quejó y se fue.

Arthur lo vio irse con una sonrisa forzada, Liliana por otro lado miró a André molesta y sonrojada. El viejo por otro lado tenía una sonrisa burlona.

Rey De Reyes - Volumen 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora