𝘾𝘼𝙋𝙄𝙏𝙐𝙇𝙊. 𝟭 ✧

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—𝖰𝗎𝗂𝖾𝗇 𝖾𝗋𝖾𝗌? —
🪵





—Y NO VUELVAS PENDEJA MIADA! —

El señor que atendía una caverna muy famosa de el pequeño habría echado a una pequeña de cabello largo rizado... pues está ya llevaba unas horas allí y todos tenían su atención en ella, la cual solo se volteó y le sacó la lengua al dueño, empezando a correr hacia el bosque.

Tallulah iba paseando por ese llamativo y colorido bosque, enojada por haber sido restringida de el lugar donde había intentando conseguir algo para comer, aún que ella solo quería provisiones para seguir caminando, era una niña no mayor de 7 años...

T: Ya no puedo tocar mi flauta... que está mal con ella?... — Ella murmuró mirando su flauta entre sus pequeñas manos.

Decidiendo intentas averiguar lo que le pasaba decidió mirarla de todos lados, al soplarla salía un pequeño brillo color rojizo, era raro... ella la agito y salió un rayo de luz de brillitos disparado hacia el suelo asustándola un poco... pero al mirar lo que había alli...

Había una pequeña flor de color rojo no muy grande, pero era una pequeña flor, nada precisa a las que había allí... parecía... una amapola...

T: Una?... amapola?... — ella se sorprendió al momento, abriendo su boca en shock, quedándose estática por unos segundos.

— QUE?! — Ella exclamó, mirando su flauta y volviéndola a agitas con todas sus fuerzas.

Una y otra y otra vez.

T: P-Por qué no salen más flores?!... Ouhm... — Ella murmuró algo triste, suspirando mientras miraba aquella amapola.

Tallulah era una pequeña muy soñadora, amaba las flores y los animales en general, la música suave... no era como los niños de su edad que jugaban a casi matarse y a dominar el mundo... y habían solo cuatro cosas que tallulah odiaba en este mundo

— Ruidos fuertes.

— Abandonó.

—Las personas de mal corazón

Y la última... pero no menos importante, las brujas, tallulah nunca había visto una en su vida, solo sabía que las odiaba, había escuchado historias sobre ellas, viejas, horribles, que comían niños pequeños que no le hacían caso a sus padres... que bueno que Tallulah no tenía padres.

Tallulah se las imaginaba, señoras o tipos viejos, arrugados con joroba y con una nariz muy grande, verrugas y su risa malvada era lo que tallulah más tenía y odiaba...


Ella suspiró... arrodillándose mientras acariciaba la pequeña amapola — Por favor crece... haz que crezcan más... — Ella murmuró algo triste c pensando que si se lo pedía a la amapola... eso sucedería... sin saber que alguien la estaba observando...



 sin saber que alguien la estaba observando

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⏰ Última actualización: Jan 24 ⏰

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