Después de un intenso entrenamiento físico y practicar los primeros ejercicios básicos para sostener una espada, Samir y Murat se sentían cansados, pero estaban emocionados y ansiosos de aprender más. Zeth les había dado un descanso, porque se les comenzaba a notar el cansancio a los más jóvenes.
En cambio, el y Amín dejaron las espadas de madera y tomaron las reales. Se habían quitado las botas y las camisas, hacía calor, pero a ellos no parecía molestarles.
-Bien... dame lo mejor que tengas...- Dijo Amín poniéndose en guardia y mirando a Zeth con picardía.
-Ven por ello... - Dijo Zeth haciendo girar su espada como si fuera muy liviana con una mano.
Amín entonces sonrió y procedió al ataque. Zeth lo confrontó sin mucho esfuerzo. Amín se movía con agilidad sobre la arena suelta y rodeaba a Zeth tratando de romper su defensa, pero este con pocos movimientos defendía su posición.
- ¡Vamos! Hazlo bien, sabes que así no sirve. – Reclamó Amín. Dando una peligrosa estocada con su sable, cerca de uno de los hombros de Zeth que lo esquivó sin problemas.
- ¡No bajes tu guardia! - Zeth exclamó mientras con agilidad daba vuelta sobre si mismo y le daba un empujón por la espalda a Amín.
Samir y Murat miraban el enfrentamiento entusiasmados y acompañaban con sus exclamaciones.
- Lobo astuto, eso fue solo suerte...- dijo Amín mientras volvía a ponerse en guardia para ahora defender su nueva posición.
Zeth entonces midió distancia y atacó con gracia, amagó un espadazo por la derecha, pero giro sobre si mismo con rapidez y agilidad atacando por la izquierda y volviendo a empujar a Amín por su espalda...
- ¡Agggrr! - Renegó Amín frustrado. – ¡Odio cuando haces eso! - Dijo Amín sin dejarse caer y balanceando su espada a la altura de las piernas de Zeth para hacerlo caer.
Zeth saltó la espada de amín sin dificultad aparente.
-Estás lento, escarabajo... - Se rio Zeth de su amigo.
- A ti te hace falta una esposa, que te canse por las noches...- Dijo Amín entre dientes, y volviendo a atacar.
- ¡Jajaja! ¡No empieces a poner excusas! - Dijo moviendo la cabeza negativamente Zeth con tono burlón.
- ¡Digo la verdad! No tienes idea del trabajo que procrear un hijo. - Exclamó Amín lanzándose contra Zeth una vez más pero antes de llegar a hacer contacto frenó un poco y miró detrás de Zeth exclamando como saludado– ¡Qué tal, Samira! - provocando que Zeth gire su cabeza en dirección a su mirada y el pueda aprovechar el descuido para voltearlo al suelo. –Jajajajaja ¡¡¡Caíste!!!-
Los mas jóvenes reían a carcajadas...
Zeth se quitó a Amín de encima derrotado con media sonrisa.
-No puedo creer que jugaras tan sucio...- comento Zeth con su voz grave.
-Fue todo legal amigo. El jurado opina igual que yo ¿Verdad? – dijo Amín mirando a los dos más jóvenes que reían sin disimulo.
-Jajajaja ¡Fue épico! - Exclamó Murat – Lo siento señor, pero no debió bajar así la guardia con el enemigo tan cerca...-
- ¡Un clásico! Jajaja – Comentó Samir divertido.
Siguieron entrenando por unas horas más. Y al caer el sol decidieron regresar.
Los niños habían tomado la delantera y venían conversando, algo exhaustos por el primer entrenamiento. Zeth y Amín venían despacio atrás.
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Los hijos del Desierto
RomanceEn medio de un nuevo éxodo, la gente busca volver al viejo continente donde las leyes y las costumbres son más fuertes que nunca en una búsqueda desesperada de repoblar el mundo. La poderosa sangre de los bendecidos por el dios Seth debe prevalecer...