Cap 58

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-¿Como que te casa con un mestizo?- Bella no dejaba dormir a la pelinegra exhausta, dándole un último empujón la molesta dama se levantó molesta. Sujeto su almohada hasta la salida -¡No te vayas!-

-¡Dejame dormir por favor!- se acosto de nuevo dándole la espalda a la fastidiosa bruja -¡Son las malditas dos de la mañana!- levantó su cabeza al sentir los brazos de su compañera rodearla. Su cabeza apoyada entre su cuello, volteo a verla -Deberias de estar con tu esposo- sisieo al sentir la almohada impactar con su mejilla.

-De todos tenía que ser él-

-Callate- se arropó hasta la cabeza en desesperación por dormir.

-¡Un mestizo, por Merlin Eris!-

-Hablas con mucho desprecio, ¿sabías tú que el mago a quien jugaste a ser leal es mestizo?- no oculto su sonrisa de dejar sin palabras a la pelinegra. Cerró sus ojos alcanzando su tan anhelante sueño. Estaba desesperada por dormir, la ironía es que luchó perdiendo la batalla por horas. No intento moverse para no despertar a la pelinegra que descansaba muy tranquila apoyada en sus brazos. Soporto la sensación desagradable de un brazo dormido.

Al ver entrar algunos rayos por la ventana hizo el mejor esfuerzo de safarse. Tenía que salir a ver a una mujer.
Con el estómago rugiendo de hambre apareció cerca de aquel solitario lugar. En su disfraz de hombre paseo tranquilamente, tocoy espero.

-Pasa- se pasó los dedos en el cabello, al entrar un olor exquisito la embriago. -Llegas justo a tiempo, tenía antojo de pasta y gracias a Nissa por los ingredientes prepare este delicioso plato- arreglo la mesa que muy amablemente la peliblanca le regaló -Por favor come conmigo-

Se sentó sin decir alguna palabra, cada bocado era un verdadero placer. Al estar ambas satisfechas se sentaron en la cama perfecta para la futura madre.

-No vine con este disfraz por nada, hace un día espectacular afuera y necesitas caminar, leí que ayuda al bebé-

-Eso me agrada pero no creo que sería peligroso- la mujer paso sus manos sudorosas por su vestimenta -Nissa me trae el periodico cada semana y por lo se ve el mundo está al alcance de una guerra- Eris sintió que se le hundía el estómago cuando Verena tocaba su vientre, sabía que no era nada fácil para ella -Han muerto muchas personas en circunstancias muy extrañas, explosiones, derrumbes, incendios y desaparecidos-

Se levantó abrumada por la información, ella era parte de ese grupo. Monstruos y asesinos. ¿Enserio quería encontrar alguna clase de redención al tener a esta muggle junto a ella?

-Eris se que tú estás con ellos- Verena se levantó y tomó el hombro de su compañera -¿Estas segura que vale la pena arruinar tu vida por alguien con deseos tan destructivos?-

-¿Por que te metes en esto?- la mujer sabia que Eris en su disfraz era más intimidante, retrocedió sin saber la razón -Ustedes iniciaron esto, si leíste libros de historia sabrás que provocó tu gente. Mataron a muchos magos y brujas sin darse el lujo de pensar si eran hijos o padres- señalo el vientre que comenzaba a mostrar su condición -Con sus armas tan destructivas y ni hablar de sus deseos egoístas- tomó a la mujer por su nuca acercandola, por inercia Verena tomó el fuerte brazo para estabilizarse -Vivimos en las sombras por ustedes, ¿quien es el verdadero monstruo?

-¿Si somos tan malos por que razón tu gente es tan clasista con los suyos?- le tomó la mejilla para captar su mirada gris -Odiaba a los mortífagos, gracias a ti se que no todos son despiadados. Mi marido se equivocó en ese detalle- le dio un abrazo fuerte -¿Pertenezco a ese grupo que odias?-

Eris negó, respondiendo el gentil gesto. Le acarició el cabello para de cierta manera tranquilizar su propio corazón, sintió el anillo camuflado en su dedo. Lo que vendría sería muy peligroso y Verena no merecía estar ahí. Comenzó a llorar y apretar sus brazos en la cintura de su compañia. Era un error todo, su vida y sus desiciones.

-Eres libre- le susurro cayendo de rodillas, trato de respirar por el violento grito. -Po.. podrás i... ir.. ir... te- tomó con fuerza la tela de su falda. Ahogando su lamento en la tela.
-Eris no yo- la mujer comenzo a llorar, sus manos temblorosas comenzaron a acariciar los cabellos del ahora hombre. Debía llorar de felicidad, había sobrevivido a las garras de la muerte, pero sólo engañaba a la vida. Sus lágrimas caían de tristeza -No, dejame que.. quedarme-

-No... sal... sal.. va.. salvate- le soltó la ropa viéndola, calmo su llanto -Hazlo por tu hijo, arreglare todo para que salgas y te vayas muy lejos-

-Ven conmigo, te lo suplicó- al verla arrodillarse imagino las cadenas que la ataban en sus muñecas y tobillos con las sombras a la espera de su final mientras que la bella dama que tenía ante ella una aura de luz la esperaba. Esas tres palabras se las había dicho a su tía esa noche, donde todo se fue al infierno ver su rostro fue una apuñalada en su pecho -Dejame salvarte-

Se levantó con su característica frialdad, sujeto el brazo de Verena gentilmente.

-Si no te vas por tu propio pie te hechizare- estaba mejor así, separarse era la garantía de su seguridad. Tomaría el castigo por asesinar al esposo -Mañana Nissa vendrá por ti, si te veo aquí juro que terminaré lo que debi de haber hecho esa noche- Se sintió como basura al ver a la mujer con profundo temor encogida en la esquina. No tenía más que decir, salió con su varita hechando chispas y el frío material del anillo aferrado a su dedo.



























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