prólogo: la princesa que nació en otra galaxia.

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"𝘌𝘭 𝘢𝘮𝘰𝘳 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢 𝘢𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰, 𝘦𝘭 𝘮𝘪𝘦𝘥𝘰 𝘭𝘭𝘦𝘷𝘢 𝘢𝘭 𝘰𝘥𝘪𝘰, 𝘺 𝘦𝘭 𝘰𝘥𝘪𝘰 𝘢𝘭 𝘭𝘢𝘥𝘰 𝘰𝘴𝘤𝘶𝘳𝘰"


Caminaba alrededor del enorme patio con sus pequeños pies descalzos. Aurora amaba escapar de la corte y sentir el sol entrar por sus poros. Amaba escapar de la seguridad de sus guardias, de las constantes llamadas de atención de su madre. Aurora era una hermosa princesa, aclamada por todo el reino por su belleza, pero más que una futura monarca, era una niña. Una niña con un espíritu libre, una niña que amaba esconderse en los campos de flores y treparse a los árboles del bosque.

—¡Aurora! ¡Aurora, vuelve de inmediato!

Escuchaba los alaridos de su madre, desesperada por atraparla y vestirla con esos aburridos vestidos ajustados que odiaba apenas teniendo siete años, y se alejaba lo más que podía, adentrándose de a poco en el bosque del palacio. Trepó con una velocidad innata al primer árbol que cruzó su camino en cuanto el ruido de los pasos pesados y cargados de enojo de su madre se acercaban hacia su dirección.

—¡Aurora! ¡Baja de ahí!

Estaba aferrada a una rama, riendo con ganas mientras escondía en su cabello rubio pequeñas flores que había conseguido robar del invernadero real. Sabía que no había manera de que su madre llegara a atraparla allí arriba. Sabía que no había guardia que la atrapara. Aurora estaba a salvo allí.

–Aurora...no lo pienso repetir, baja en este instante o pasarás el resto de tu vida encerrada en una torre...

La niña abrió los ojos, sin creer la amenaza de su madre.

—¡Jamás! — Gritó, encaprichada.

Su madre se acercó al árbol donde ella se encontraba, miró a su hija, reconociendo al instante la mancha de color rosado brillante entre las ramas verdes, y suspiró. La reina se había esmerado en criar una niña con modales dignos de una princesa, a una muchachita con delicadeza y gentileza, pero el carácter del rey era demasiado fuerte, y Aurora parecía haber heredado todo de él.

—Aurora no pienso repetirlo... Baja de ese árbol en ese mismo instan...

La reina se había quedado pasmada en ese momento. Aurora estaba sobre el árbol, jugando con sus ramas y sus hojas, pero alrededor de ella, las hojas que habían caído al suelo y las pequeñas ramitas que se desprendían del viejo árbol, flotaban formando una danza que era casi majestuosa a la vista.

Mas no a la vista de la reina, que miraba a su hija como si se tratase de un monstruo.

Aurora miró a su madre con extrañeza. No comprendía porqué la estaba mirando con tanto miedo y tanto odio. Comenzó a descender con cuidado del árbol y cuando sus dos pies estuvieron en el suelo su madre se apresuró a tomarla por el brazo izquierdo y arrastrarla hasta el palacio. No había dicho ni una sola palabra hasta que pidió desesperada por la presencia del rey en sus aposentos.

—¿Mamá? —Preguntó Aurora, asustada, pero su madre nunca le había respondido.



En cuanto Aurora estuvo encerrada en sus aposentos, su madre la obligo a sentarse en la cama. Tenía un rostro lívido de espanto, y Aurora todavía no podía terminar de comprender que había hecho para que su mamá la odie.

El rey entró a la habitación confundido, sin saber porque su esposa había solicitado su presencia con tanta urgencia. Vió a su pequeña hija sentada en la cama con cara de preocupación y las alarmas se encendieron en su cerebro.

Wide Awake - Anakin SkywalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora