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El avión aterrizó un sábado por la mañana en Suiza, me querida abuela estaba esperándome con un cartel que decia: ¡Bienvenida a casa, Carrie!. Sosteniéndo aquel cartel con sus delgados brazos, una sonrisa cansada y esa cabecita que parece algodón.
Corrí hasta con ella y la abrace, había extrañado tanto su aroma, chanel 5.

- Me alegra volver a verte. - me dice mientras me abraza fuerte.

- No sabes cuanto te he extrañado. - me separó y la miro a los ojos.

No recordaba que el azul de sus ojos era tan intenso.

- Ven, vamos a casa.
Debes de estar cansada de estar horas en ese avión.

No recordaba que esto fuera tan acogedor, me encantaba ir a la casa de la abuela porque me hacía sentir de algún modo protegida y aquel aroma a madera vieja me hacía recordar miles de cosas. Cuando era niña solía correr por su enorme jardín, bajaba las escaleras corriendo y me encantaba verla como horneaba pastelillos para mi. Recuerdo sentarme del otro lado de la barra, la veía atenta como decoraba aquel pequeño pastel y me sonreía de vez en cuando. Siempre con la música de fondo de Elvis o de Frank Sinatra.

Me ha dejado el cuarto viejo que era de mi madre, aquel cuarto que mi madre ocupo una vez cuando aún vivía con ellos. Algunas cosas aún permanecían aquí, su cepillo, sus viejos peluches, unas cuantas muñecas de porcelana, vestidos y zapatos. De alguna forma esto me hacía sentir bien, me sentía demasiado cerca de mi madre.
Me acerque a la ventana y vi un cuadro al lado de ella. Es mi madre cuando estaba embarazada de mi, tiene sus manos sobre el viente y tiene una enorme sonrisa en su rostro.

- Hija, si no te sientes cómoda en esta habitación...

- Estoy muy cómoda aquí, es como si estuviera cerca de ella. - voltee con mi abuela quien estaba parada en el marco de la puerta. - la extraño muchísimo.

- Todos la extrañamos, tu madre era una mujer maravillosa y tu te pareces tanto a ella.

- No lo creo.

Mi madre era valiente, no le temía a nada y siempre lograba ayudar a todo mundo. En cambio yo... últimamente tenía miedo al fracaso, había perdido al hombre que amo por las drogas y...

- Descansa, estaré abajo por cualquier cosa. - me regalo una última sonrisa antes de irse.

Cerré la puerta, me senté sobre la cama y tomé una muñeca que estaba ahí.
Era curioso que todas estas muñecas tenían un vestido echo por mi madre, ella era una gran modista y yo en algún momento quise seguir su camino.

.. Querido diario, estos últimos meses que he estado aquí en casa de mi abuela me ha ido bastante bien. Pensé que en algún punto de mi vida me iba a deprimir pero no fue así, he estado entrenando lo suficiente ya que pronto serían los juegos olímpicos, además Kelly ha venido para alistarme.
Dos veces por semana me comunico con mi padre, para decirle que todo esta de maravilla acá y además hace un par de días fui al cementerio a dejar unos tulipanes en la tumba de mi madre.
Me he desahogado con alguien que no se si me escucha, aunque si nos basamos en varias religiones tal vez ella ahí estaba conmigo. Tal vez estaba tocando mi mano cuando le dije que me tenía nervios por los juegos olímpicos.

Los juegos olímpicos están a la vuelta de la esquina, tan solo a semanas y yo siento que sigo igual de torpe como la primera vez que tome los patines.

My little girl... (Nikki Sixx)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora