𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐂𝐎𝐃𝐒©── ᴊᴀsᴏɴ ɢʀᴇᴄᴇ

𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈

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XXVX

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Megara.

Cuando Megara vio regresar por la ladera a Piper y Jason se sintió en paz, no le había gustado el modo que Hércules los había amenazado, ni a ellos, ni al barco, tampoco había dejado de vigilar a este, pero si que se había mantenido lejos de el dios.

Mira que este le había parecido mas irritante de lo que llego a pensar, pero supuso que eso se debía a quien era.

Megara sabía que nunca podría llegar a comprender la locura de los dioses, mucho menos a estar con ellos, pocos dioses pudieron de verdad llamarla y ella escuchar, era una lista bastante corta.

Atenea, Artemisa, Hecate, Hestia quizás agregar a la lista a Ares, y su propio padre, y a el solo le apoyaba era porque le debía el favor, ese fue el acuerdo al que llegaron cuando le pidió ir a salvar al Olimpo. Hades se había negado, y ella tuvo que recurrir a deberle un favor cuando el pidiera.

Aun así aquí estaba, en una isla con el dios que mas ganas de darle un puñetazo le provocaba, Hercules y quizás Afrodita.

—Bien —dijo—. Lo habéis conseguido. En ese caso, podéis marcharos con libertad.

Piper lanzó una mirada a Jason. Una mirada que Megara no comprendío, al ver mejor a estos, supuso que su tarea no había sido fácil, pero... ¿cuando lo era para ellos?

Así que supuso que algo se traían entre manos esos dos.

—Ya le has oído. Nos ha dado permiso —se volvió de nuevo hacia el dios—. ¿Eso significa que nuestro barco podrá entrar en el Mediterráneo?

—Sí, sí —Hércules chasqueó los dedos—. Venga, el cuerno.

—No —dijo Piper.

El dios frunció el entrecejo.

—¿Cómo?

—Aqueloo tenía razón —dijo—. Usted es su maldición del mismo modo que él es la suya. Es usted un héroe patético.

Hércules la miró fijamente como si estuviera hablando en japonés.

—¿Eres consciente de que podría matarte con solo mover el dedo? —dijo—. Podría lanzar el garrote a vuestro barco y atravesar el casco. Podría...

—Podrías cerrar el pico —dijo Jason, y desenvainó la espada—. Puede que Zeus se diferencie de Júpiter, porque yo no aguantaría a un hermano que se comportara como tú.

Las venas del cuello de Hércules se pusieron moradas como su túnica.

—No serías el primer semidiós al que mato.

— Será antes sobre mi cadáver.

Megara se interpuso entre Hercules y sus amigos. El dios se burlo.

— Te estas sobreestimando mucho Megara.

Megara sonrío con saña.

— Si te atreves a mover un solo dedo contra ellos, o mis amigos, te juro que acabaré contigo.

—Jason es mejor que usted —dijo Piper, interviniendo, sabía que Megara no dudaría batirse en un duelo a muerte con Hercules, pero ella tenia otros planes—. Pero no se preocupe. No vamos a luchar contra usted...— cuando Piper vio la mirada que le lanzo Megara, sabía que debía ser firme— Ninguno de nosotros vamos a alzar nuestras armas contra usted. Vamos a marcharnos de esta isla con el cuerno. No se lo merece como premio. Me lo voy a quedar para recordar lo que no debe hacer un semidiós y para acordarme también de los pobres Aqueloo y Deyanira.