La metástasis del primer amor.

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"Ugh..."


Abyss Razor está en una encrucijada mental.

Limpió en un silencio críptico el desastre que dejó en el piso de su habitación, pues aún no procesaba mentalmente lo que acababa de hacer hace algunos minutos atrás.





A pesar de tener 18 años, Abyss nunca estuvo interesado sexualmente en ninguna persona durante su adolescencia, y hasta ahora así habían sido las cosas para él. Él mismo creyó que no podía darse ese lujo debido a la aversión que le provocaba su ojo demoníaco a toda la humanidad exceptuando a Abel, pero Abel está fuera de su alcance en todo ámbito lo cual lo deja en la misma posición que antes.

Como es usual Abyss estuvo junto a Abel en la biblioteca durante la tarde, pero en algún punto súbitamente obtuvo una erección por una razón que realmente desconocía, era incomprensible, sólo estaban estudiando juntos.

Rápidamente Abyss se disculpó con Abel y lo dejó sentado solo en la mesa que siempre utilizaban en la biblioteca, la más apartada de todas. No podía estar ahí durante un segundo más, así que con un hechizo desapareció frente a Abel y apareció nuevamente en su propia habitación.

Afortunadamente Abyss no tiene un compañero en su habitación, solo es él quien vive ahí pues lo aislaron deliberadamente debido al poder que alberga su ojo izquierdo y lo temido y repudiado que es. A Abyss eso no ha dejado de molestarle, pero es una ventaja en una ocasión como esta. Rechazar la invitación de Abel para mudarse a su habitación fue la decisión correcta.

Se aseguró de que la puerta estuviera bien cerrada y suspiró pesadamente, disponiéndose a deshacerse de aquel inconveniente en sus pantalones rápidamente.

Se sentó en su cama, bajó un poco sus pantalones y directo al grano, sostuvo su propia erección durante un momento antes de comenzar a masajear de arriba a abajo a un ritmo inicial lento. No sentía nada en especial más que el tacto en su miembro, no conocía lo que era el placer realmente así que hacer algo como esto se siente como una responsabilidad más que algo que podría llegar a disfrutar.

Como no estaba realmente concentrado en su labor, miró alrededor de su habitación hasta que sus ojos encontraron una foto enmarcada de Abel que él mismo había puesto en su mesita de noche. Olvidó quitarla de ahí la última vez que estuvo rezándole y fue descubierto por Wirth, el tercer colmillo de Magia Lupus. Eso fue terrible.

Abyss solía tomar fotos de Abel a escondidas, así que terminar enmarcando una de ellas no fue algo del otro mundo para él, era su foto favorita después de todo, y ese hecho fue precisamente lo que le impidió separar su mirada de esa foto aún mientras estaba autocomplaciéndose con una razón tan insustancial como lo era deshacerse de esa erección tan molesta y volver a acompañar a Abel a la biblioteca.

Su parte favorita de aquella foto siempre será la forma en que los ojos de Abel brillan aún con una expresión tan frívola e imponente... Tan divina.

Una vez que comenzaba, se convertía en un verdadero desafío el dejar de mirar a Abel. Si se trata del Abel real, Abyss sabe cuándo detenerse para no incomodarlo o accidentalmente quitarle su poder mágico con su ojo demoníaco, pero una fotografía no tiene voz ni voto propio así que no necesitaba contenerse para contemplarla.

Mientras esa clase de pensamientos se cruzaron por su mente, Abyss comenzó instintivamente a mover su mano más rápido, además de jadear con un naciente sentimiento en lo más profundo de sus entrañas. Se sentía ansioso, sofocado y estimulado no sólo física sino también psicológicamente. La visión de aquella fotografía mágica de Abel moviéndose ligeramente lo tenía expectante, con la sensación de que en cualquier momento ese Abel le devolvería la mirada y lo descubriría tocándose de esta manera mientras lo observa tan atentamente.

🎭 AbyssAbel • One-shots 🪆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora