Nadie va a llevársela
James aun recordaba las palabras de su socio. "Es menor de edad igual que tú, es mucha responsabilidad cuidar de ella. Pero si tienes suerte te librarías de ella pronto. Anímate, quizás sus padres vengan a reclamarla."
Habían pasado recién pocos meses desde que su padre había fallecido. Lyra tenia apenas quince años. Debía esperar solo tres años de tranquilidad para estar seguro de que ella no se iría de su lado.
James trataba de convencerse de que, si ella se marchaba ahora, no le haría pagar por la pesadilla que el mismo había vivido. Pero en una parte profunda de él, no se quería quedar solo. No. No era eso del todo. No quería perderla a ella...
Se apoyo como pudo contra el mural de mármol del pasillo. ¿Porque estaba pensando en esas cosas justo ahora?
Estaba ardiendo en fiebre. Su cabeza le daba vueltas. Cerro sus ojos con fuerza tratando de respirar y ubicarse
Entonces su voz llego antes -James...
Y sus ojos azules la miraron
Ella cargaba una bata azul -¿te encuentras bien? -y con gesto preocupado corrió hacia el mientras trato de tocarlo para ayudarlo a reincorporarse, pero la mano de James la alejo de un manotazo. No fue un movimiento brusco, solo no quería que lo tocara. No así. No estando tan vulnerable
-Estoy bien. Solo necesito dormir.
-Pero...
-Iré a mi habitación. Tú también ya deberías irte a dormir
-No puedo dejarte así. Te ves terrible... ¿estas enfermo? -ella miro a su alrededor -quizás deba llamar a alguien... Iré por...
Pero entonces la mano de James la detuvo impidiendo que se fuera a por ayuda -no-menciono -estoy bien. Solo debo descansar, mañana tengo trabajo.
-¿Iras mañana a la empresa estando así?
-Si.
-¿De verdad piensas ir?
James asintió nuevamente. El mundo parecia darle vueltas, Lyra era la única que parecía quieta. Y tragándose todo su orgullo dijo -no puedo caminar. -menciono -si quiero tu ayuda.
Entonces Lyra se acercó nuevamente. Paso su brazo sobre sus hombros para que se apoyara mas en ella.
Entonces empezaron a caminar juntos.
Ya había visto antes la habitación de James en las veces que la puerta había estado abierta, pero jamás había entrado
Entraron hasta la habitación del muchacho y lo coloco en la cama. Prendió la lampara y lo miro con gesto preocupado -¿seguro que no debería ir a buscar a alguien?
-No -le repitió nuevamente
-Pero...
-Solo debo tomarme algo. Saca del cajón una pastilla -entonces le señalo el pequeño velador a su lado - es de color roja
Ella lo hizo y le tendió un vaso de agua que yacía servido allí -¿esta buena esa agua?
-Si. -entonces James se sentó en la cama y se tragó la pastilla-estaré bien. Ahora vete.
Ella dudo -aun no creo que debas ir a trabajar mañana...
-Debo ir – repitió -no lo entiendes. Deben verme ahí. Mi padre me lo decía todo el tiempo. Debo ser reflejo de lo que se exige.
-¿Reflejo?
-Hay un tipo en la empresa, se llama Aron. -dice el - este hombre llega muy tarde a su casa del trabajo. El entra a las ocho de la mañana y sale a las diez de la noche. Tiene un hijo recién nacido. Mi padre me conto que cuando él llega a la casa este solo puede ver a su hijo dormido. Pues cuando llega ya es muy tarde para que el siga despierto. ¿no es irónico? Ve más a su jefe que a su propia familia por un sueldo que a veces no vale tanto.
Lyra trataba de entender lo que le quería decir -¿y si le suben el sueldo?
-Tiene un buen sueldo. Pero ¿Cuánto vale perderse a tu hijo? ¿cuanto vale realmente tu vida?
-La gente debe comer- comenta ella
-Claro. Por eso lo hacen.
-Dales vacaciones...-probo como una solucion
-¿Sabes cuantos días de vacacione por ley tiene un hombre al año en el sector privado?
Ella negó
-Quince días. -y rio de forma amarga
-James... ¿estas bien?
-¿No entiendes el punto Lyra? Si esa gente no la tiene fácil, ¿Por qué yo debo ser diferente?
-No es tu culpa haber nacido más... privilegiado que otros
-No nací privilegiado- dijo. Entonces reposo su cabeza en la almohada -esto. Toda esta mansión es producto de alguien más. Alguien que trabajo muy duro para que yo pudiera tenerlo. Un gran legado. Plantar las semillas hoy, para cosas que posiblemente nunca llegues a ver, pero quizás si los hijos de tus hijos. ¿muy profundo, no?
Lyra pensaba que todo lo que decía y todo lo que divagaba era a causa de la fiebre
-Doy bonos. Doy buenas utilidades. Doy almuerzos. Me esfuerzo mucho por ellos...
-Lo se James... lo se...
Entonces el muchacho iba cerrando los ojos.
Ella se quedó allí a su lado sin decir nada un buen rato. Luego de unos minutos pensó que el joven ya se había quedado dormido, pero cuando se iba a dar la vuelta escucho.
-Lyra...
Ella volteo suavemente -¿si?
-No te vayas...
Al inicio ella pensó que la estaba llamando. Pero no... no...
-¿James?
El no respondió, seguía con los ojos cerrados y respirando.
Estaba soñando.
Había hablado dormido
Lyra lo miro con incertidumbre, -buenas noches, James -le susurro con suavidad. Se acerco hasta la puerta. La abrió y le dio un ultimo vistazo al chico. Estando en calma y en reposo el panorama que veía era hermoso. Su rostro en paz era hermoso. Sabia que James la odiaba, pero a veces se portaba de otra forma con ella, otras donde ella se sentía diferente respecto a él.
Entonces ella cerró la puerta
***
Luego de que James regresara del trabajo aquel día, las mujeres del personal le dijeron a Lyra que se tenia que arreglar porque James haría una pequeña reunión hoy.
Siempre le informaban todo a ultima hora. Pero, aun así, siempre tenia algo que vestir.
Ella se coloco el vestido color crema que tenía. Joyería. Y zapatos bajos.
Estuvo presente en la reunión sin realmente estar ahí. Parecía que siempre todo el mundo solía ignorarla. Nadie la hablaba. Ella era un tema tabu en su entorno siempre. Mas aun cuando su padre los dejo.
Cuando todos empezaron a bailar ella sintió un revuelco en su corazón.
Recordaba la vez que James le enseño a bailar en su cumpleaños algunos meses atrás. Y sus palabras "Si tienes miedo de bailar con alguien, pero aun así quieres hacerlo. Puedes pedírmelo y lo hare."
Eso había dicho el.
Sus ojos lo empiezan a buscar por el gran salón. Y lo encuentra. Su salud se veia restaurada de nuevo. El estaba bailando con una joven. De hecho, luego de aquel baile, el acepto otro baile. Y luego otro. Y otro. Y otro. Ha bailado con casi todas las chicas del salón. Hijas de hombres muy importantes.
En su fiesta de cumpleaños James no había bailado con nadie. Pero ahora mismo lo estaba haciendo. Se veía muy ocupado, y no se atrevió a pedirle ni una sola pieza.
Y al notar su sonrisa plasmada en su rostro mientras bailaba con cada una de ellas hizo que cualquier sentimiento que hubiera estado tratando de florecer en Lyra, se sepultara aquel día.
Al igual que aquella flor que le regalo James en su tiempo, aquella que perdió. Y que luego desaparecio para siempre.
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La intrusa en la casa del millonario
RomansaLyra sabía que tenía un apellido, siempre anhelo eso, saber quién era. Tener una identidad, pero no le dijeron que eso era algo que solo ella podía darse. Sus padres la dieron en adopción cuando era muy pequeña, ofrecida en bandeja de plata al mill...