Taurus: La Tiradera

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    Estrella choca contra mí y la abrazo con todo el amor que puedo.

—Te he extrañado hermosa —digo en su oído.

—Hagan espacio —dice mi sobrino Marcus entrando con sus hermanas—. Y esta criatura es suya —Me entrega a Daphne y ella me sonríe.

—Ven con papá —digo tomando a mi pequeña—. Mira quién está aquí —Señalo a Estrella.

—Mamá —dice mi pequeña y Estrella sonríe y la carga—. Tengo un pavo.

Le muestro el pavo real bebé a mi esposa.

—Es su guardián —digo—. Papá, muéstrale el jaguar guardián de Emilia —le digo, pero él está en el fondo.

—Ah, cierto. Edwina y Renata tienen dragones como guardianes —dice Estrella con una sonrisa tímida.

—Pero, cómo es posible. Aquí no hay dragones —exclamo asombrado. Ella me guía al círculo de contención formado por las piernas de mis sobrinas Seraphine y Louisa, También está Demian y su esposa, con otra mujer que se me hace conocida.

—Los dragones son hijos de mi guardiana y el guardián de uno de los cuidadores —habla la mujer familiar—. Ya ella ha tenido un hijo y es guardián de mi sobrina Aurora. Y hoy estos lindos dragoncitos salieron de sus cascarones. Mi guardiana los bendijo e hicieron el camino de los protegidos hasta acá.

—¿Cómo se llama? Me resulta familiar —cuestiono mirando fijo a la mujer.

—Me llamo Miranda Calore, mi señor —Ella inclina la cabeza y ya su rostro lo identifico.

—¿Miranda? —Mi madre se acerca y mira a la mujer con ternura—. ¿Eres tú?

—Mi señora —La señorita Calore se levanta y se inclina ante mi madre—. Cuanto tiempo.

—Por supuesto. Este rostro no se olvida tan fácil —Ella le toma el mentón y le sonríe—. ¿Y qué haces por estos lados del universo?

—Trabajo para la reina Luna y me asenté aquí —responde y se voltea, se agacha y toma a dos bebés pequeños—. Ahora soy madre de estas bellezas.

Mi madre se lleva a la señorita Calore y a sus hijos a una esquina para ponen al día. Mientras, me siento y observo a los dos dragones que juegan con mis hijas pequeñas. Las cuatro se reúnen y se muestran sus guardianes.

—Solo falta la ceremonia de unión —dice mi sobrina Seraphine—. Los estábamos esperando.

—Yo la hago —interviene mi padre y él se sienta en el suelo. Los dos dragones se acercan hacia a él. Uno tiene escamas verduscas y el otro tiene escamas de un azul eléctrico. Los dragones suben hacia mi padre y él les canta una canción en bariseo, una lengua tan antigua, la misma que atienden solo los dragones—. Necesito espacio para el ritual y hablar luego con la mamá de estas criaturas.

Entre varios hombres, incluido el capitán de la guardia de Luna, empujamos los muebles hacia las paredes. Estrella, mi suegro Cosmo, mi sobrina Seraphine y Marcus toman a las niñas, mientras que mi padre y yo hacemos un circulo en el piso. Mi padre pone el dragón de escamas verdes y mira a mis hijas.

—¿De quién es este guardián? —pregunta mi padre y Edwina levanta la mano—. Ven, Edwina.

Mi hija se esconde detrás de Estrella. Mi esposa le toma la mano y la guía hasta el círculo.

—Mamá está aquí y no te dejará sola ¿sí? —Le dice Estrella a mi pequeña y ella asiente. Ella entra en el círculo y mi padre empieza a cantar otra vez. El circulo se enciende y tanto mi hija como su dragón se elevan por el aire. Mi hija empieza a chillar y el fuego se eleva y traspasa el cuerpo de mi Edwina y el de su guardián. Mi niña llora mucho y miro preocupado a mi padre, pero este sigue con el ritual hasta que finaliza y mi hija regresa al suelo sollozando. Estrella corre con ella y la carga.

El Juego De Los Herederos (Saga Dioses Universales VI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora