Capítulo doce

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Seis de la mañana. Martes.

—Estabas llorando, ¿fue una pesadilla? —preguntó Nora sentándose en el descansa brazos.

—Sí...una pesadilla con malos recuerdos.

—Umm, ya veo, ¿sentiste que eras tú o era una como una tercera persona? —preguntó Nora.

—No la hostigues, Nora—regañó Gary—, sólo fue un mal sueño.

—Oye, no le quites importancia—regañó Nora—. Mi madre me dijo que llorar es natural mientras duermes, el llanto es una válvula de escape frente al malestar y la angustia.

—¿Tú madre es psicóloga? Eso suena interesante—respondió Nora acomodándose para sentarse.

—Es psiquiatra, estudié durante un tiempo lo mismo que ella, así que sé algunas cuantas cosas, por eso mis historias de asesinos salen tan bien, y también noto cuando ALGUIEN quiere cambiar el tema—insinuó hacia Mariet—, si no quieres hablar del tema está bien, pero siempre es mejor hablarlo con alguien, nunca es sano guardar negatividades.

—Sólo...Temo que las cosas puedan salir mal. ¿Y si me estoy equivocando? Necesito saberlo ya, sé que hay algo que no cuadra en mi investigación.

—Te agobiaste. Esa sensación de estar a punto de fracasar, de creer que algo va a salir mal, abruma a cualquiera. Y tu cuerpo necesitaba sacarlo a través del llanto, ya que siempre limitas mucho tus emociones.

—«¿Limitar mis emociones?» —preguntó Mariet.

—Realmente tu eres de las personas que puede socializar y estar en confianza total con cualquier persona, y realmente ser mucho más expresiva y abierta con la gente, pero a veces tiras de tu correa para mantenerte alerta y estar en guardia para evitar que la gente te lastime, por eso supongo que prefieres a veces alejarte o ser defensiva. ¿Crees que sea por algún trauma del pasado tus problemas para confiar en la gente?

Gary se puso detrás de Nora y aplaudió justo en sus oídos para asustarla.

—¡No te pidió consulta psicológica, Nora! —regañó Gary.

—¡¿Y si empiezo con tus problemas con tu madre?! —exclamó Nora volteando molesta al ver a Gary.

—¡No empieces contra mí! —exclamó Gary.

—Ja, ja, ja, sí mejor vete contra él. Ay, que risa me dan ustedes, en fin, ¿desayunamos? Tengo hambre—preguntó Mariet yendo a la cocina.

—Y ahí está de nuevo—se percató Nora—. Estás evitando el tema y te alejas.

—Lo sé, pero cuando termine todo esto...Tal vez vaya a cuidar mi salud mental. ¿Qué tal tocino y un poco de naranja?



Nueve y media, en la cafetería.

Marcus y Dylan estaban en una mesa en una esquina de la cafetería, esperando que Bastián terminará de atender a sus clientes. Marcus no le quitaba la vista de encima, no dejaba de verlo con esa mirada de molestia.

—¿Qué? —preguntó Dylan.

—Solo míralo, fingiendo tan perfectamente.

—¿Envidia?

—Asco, más bien. Fingiendo ser amable, con esa sonrisita mientras atiende, el tonito amable a la hora de atender, el mostrarse amistoso, señor no mato una mosca porque no quiero ensuciarme las manos. Pero en el fondo es una rata estafadora, con aires de grandeza, creyéndose más inteligente que otros.

Historia PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora