Guille se encontraba en su casa tomando mate con su primo Pablo. Lolo, el más chico, se había ido hacía un rato. Hablaban de trabajo, de Guille siendo albañil y su primo como obrero en la fábrica junto a su padre. Conversaban sobre lo cansado que era su trabajo, pero esos mates que compartían lo era todo para ellos.
—Ya falta poco para que nazca —dijo Guille con una sonrisa.
—No sé cómo estás tan tranquilo, yo estaría cagadísimo hasta las patas —dijo Pablo y sorbió el mate que su primo le pasó—. No tendría hijos nunca, me corto los huevos primero.
—Bueno, yo sí quería tener hijos, pues.
—Sigo enojado porque escogiste como padrino a un tipo que conocés hace un año, en vez de a mí que me conocés de toda la vida —gruñó y devolvió el mate, con un chasquido de lengua.
—Ya te lo expliqué, el padrino lo eligió Andy, yo elegí la madrina —suspiró Guille—. Además para qué quieres ser padrino, ni siquiera querés tener hijos.
—¿Y qué chota tiene que ver? Que no quiera hijos no quiere decir que odie a los bebés, le habría dado todo a Melanie —siseó con molestia—. Pero bueno, ya está. Va a ser Leo, listo.
Guille dejó ir un largo suspiro mientras preparaba un mate para sí mismo, porque siempre tenía la misma conversación con su primo. Y aunque Pablo siempre decía que «ya estaba», lo repetía en cada ocasión porque en verdad le había dolido. Nunca imaginó que la elección de padrino podría afectarle tanto, ni siquiera Ana se había ofendido por no ser elegida.
El timbre de la casa sonó, por lo que Guille fue a atender, creyendo que tal vez nuevamente era Lolo que se había olvidado algo. Sin embargo allí en la puerta se encontró con Clap en una pose chistosa, con una sonrisa enorme y su cabello verde que danzaba ante el viento frío.
—¡Tengo un montón de cosas que contarte! —dijo Clap al abrazarlo con cariño. Depositó un beso en su mejilla y le extendió un paquete.
—Clap, en verdad no es necesario que me traigas regalos siempre —dijo Guille con una risita.
—¡A mí me gusta regalar! Vamos, tomemos unos mates.
—Justo estaba tomando con mi primo.
Diciendo eso entraron en la cocina y la enorme sonrisa de Clap se borró al instante al ver a Pablo allí. Él respondió igual, incluso la miró con un gesto asqueado.
—¡¿Por qué siempre que vengo tenés que estar vos?! —chilló ella con molestia.
—¡¿Por qué siempre que yo vengo a los cinco minutos aparecés vos?! ¡¿No tenés casa o laburo?! No sé, conseguite un garche o algo —gruñó Pablo.
—Dejen de pelear, por Dios —suspiró Guille al acomodarse para continuar con el mate—. ¿Nunca se van a llevar bien?
—¡Es un odioso, engreído e insoportable! ¡Típico de leo! —siseó Clap y se sentó junto a Guille, porque no pensaba sentarse junto a Pablo.
—¡Y vos sos una rara, fea y gritona que nadie soporta!
—Fea tu vieja en tanga.
—¡Ey! No te metas con mi tía, caripinga —se quejó Guille y le pasó un mate.
—Perdón, perdón —resopló—. Feo tu culo horrendo, pito corto.
—¡Ah, no! Podés decirme insoportable, engreído o bardear a mi vieja, ¡jamás pito corto! —se quejó Pablo con molestia—. Pito corto los que te cogés.
—Encima de feo e insoportable, manicero.
—Preguntale a Guille qué tan manicero soy, bruja incogible.
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Como el cristal [ Muñequita #0 ]
General FictionPor miedo a perder a su mejor amiga, Guille se lanzó hacia la mujer que terminaría por romper todo lo que él es, pero salir de una relación violenta puede ser muy difícil...