KatharaEl insistente sonido de la puerta siendo tocada logra despertarme, suelto un gran bostezo al abrir los ojos.
Miro a mi alrededor y veo que la luz del día alumbra por completo mi habitación, le hago caso omiso a los toques y me volteó.
—¡Levanté ya, son más de las diez de la mañana, se supone que tenias una reunión a eso de las diez! ¡Kathara! —los gritos de mamá me hacen abrir los ojos de golpe, ¿cómo que las diez de la mañana?
Esto no puede ser.
Me levanto de manera rápida mientras busco como loca mi teléfono pero no lo encuentro, por lo que voy abrirle la puerta a madre, al hacerlo recibo un golpe directo en la frente.
—¡Mamá, esta no es manera de recibirme!
Ella encoge los hombros mientras que yo me sobo un poco la frente, mi madre niega al verme.
—Ya vas tarde a la empresa, ve a bañarte carajo. Tienes diez minutos, ni más ni menos, si te demoras subo y te bajo mientras de arrastro de los pelos. —me amenaza con voz firme.
—Sí, señora. —ella sonríe mientras se da la vuelta para regresar por donde ha venido.
Suelto un suspiró y me apuró para poder arreglarme, sé que mi madre no bromea y es muy capaz de venir y hacer justo lo que me advirtió.
Antes de entrar a la ducha me despojó de la pijama que traigo, una vez en ropa interior entro a la ducha y dejo que el agua fría me despierte por completo, aseguro bien en moño para que mi cabello no se mojé.
Una vez duchada me cepillo los dientes y salgo del baño con una toalla alrededor de mi cuerpo, entro al armario el cual es grande y la puerta está al lado de mi cama, es bastante grande pero es muy poco lo que ocupo.
Uso ropa formal por que necesito darle buena imagen a mi empresa, no porque me guste de a mucho. La mayoría de mi ropa se basa en jeans, suéteres, algunas blusas, y shorts cortos los cuales amo.
Y claro que no pueden faltar mis ropas viejas, pero cómodas, esas son las mejores de mundo.
Aunque mi madre diga lo contrario.
Termino de vestirme, mientras con la mirada busco los tacones rojos que me pondré, apenas los ubico me agachó a tomarlos. Son algo altos pero se manejarlos, además me encantan.
Apenas estoy lista me doy un vistazo en el espejo que hay frente a mí cama, tengo puesto un vestido negro de mangas largas, el cuál me llega más arriba de la rodilla, en la parte de atrás tiene un pequeño escote y al frente tiene uno para nada bulgar, tomo mi bolso y justo al lado tengo mi teléfono.
Al verificar que no se me olvida nada salgo de la habitación cerrando la puerta detrás de mí.
—¡Baja ya! —al escuchar a mi madre sonrió.
Cuanto la amo.
—¡Ya voy mamá!
Bajo más escaleras con rapidez, para luego dirigirme a la cocina. Papá me observa y sonríe con amplitud.
—Buenos días Papá. —lo saludo mientras le doy un fuerte abrazó.
—Buenos días, pequeña. ¿Qué tal dormiste? —inquiere con interés.
—Bien, hasta que llego mamá a despertarme. —le soy sincera.
Esta me mira de soslayo y luego me apunta con un cucharón. —Se que eres tú propia jefa pero eso no quiere decir que puedes dormir diez minutos de más, además vives en mi casa y puedo levantarte a la hora que quiera. —se defiende.
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Revelaciones Secretas¹
ChickLit¿Qué pasa cuando los secretos que creías enterrados, regresan y resurgen de la nada? Cuando la vida se te complica y es difícil salir de ese profundo hueco. Cuando las relaciones amorosas fracasan, y decides enamorarte por última vez. Pero descubres...