Capítulo 1

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Observé el techo de mi habitación, como llevaba haciendo las últimas horas, estaba aburrida, pero ni mis libros ni revisar las redes sociales sonaba interesante. Giré hasta quedar acostada boca abajo para poder enterrar mi rostro en la almohada y gruñí.

Estiré mi brazo hasta mi mesa de noche y tomé un puñado de papas fritas que me llevé a la boca. El teléfono sonó al lado mío, volví a quejarme y lentamente lo tomé para revisar los mensajes que me estaban llegando.

Nuvia Hermosa💕: Hoy en el negocio de batidos.
Nuvia Hermosa💕: Te veo en 30 minutos.
Nuvia Hermosa💕: No me importa si quieres o no, yo te espero en 30.

Suspiré y una sonrisa se formó en mis labios. Al menos ahora no me iba a aburrir. Solté un quejido y me levanté de la cama perezosamente, me dirigí a pasos torpes al clóset, y saqué una camiseta negra y unos jeans para cambiarme de ropa, me até el pelo en un moño desordenado y me vi al espejo.

- mmmmm...falta algo-

Saqué una camisa escocesa roja con negro y me la amarré en la cintura, volví a verme y asentí satisfecha.

Así estaba mucho mejor.

Tomé mi celular de la cama, y la billetera y las llaves que estaban sobre mi escritorio, las guardé en mi bolso y bajé las escaleras.

Mi padre estaba en la sala leyendo un libro y se despidió de mi con un movimiento de cabeza. Salí y me dirigí a la parada de autobús más cercana, como el auto estaba en el taller, debía tomar el transporte público.

La fila para subir no era larga, pagué mi pasaje y me senté en el primer asiento disponible. A mi lado iba una chica rubia con audífonos, parecía estar concentrada en la música y no prestaba atención a su alrededor.

Miré los edificios pasar por la ventana, el negocio de batidos (cuyo nombre ninguna se había molestado en recordar) quedaba a 30 minutos desde mi casa. Oí a la chica a mi lado cantar en voz baja.

Era una voz dulce, suave, que me hipnotizaba, cerré los ojos para escucharla mejor, era un canto hermoso que removió algo dentro de mi.

- Cantas hermoso - comenté haciendo que la chica dejará lo que estaba haciendo dando un respingo y me mirara. - perdón, no quería asustarte

Giró su rostro hacia mí, y me quedé sin habla.

Era hermosa.

Tenía el cabello rubio planchado hasta los hombros, sus ojos cafés, grandes, estaban rodeados por unas largas pestañas. Tenía la piel blanca, se veía realmente suave, y el puente de su nariz estaba cubierto de pecas, dándole un aire infantil que la hacia ver tierna.

- No te preocupes - dijo sonriéndome, y podía jurar que era la sonrisa más hermosa que ví en toda mi vida. - y... gracias. -

Le tendí la mano y me presenté.

-Abril- le dije.

La chica rió y estrechó mi mano.

-Samantha-

El resto del trayecto estuve hablando con Samantha, así descubrí que tenía 17 años recién cumplidos, vivía con su padre y su hermano, por lo que al ser la única mujer de la casa, se sentía un poco sobreprotegida. Adoraba todo lo relacionado con la música, sobretodo el canto, aunque también tocaba el piano de cola.

Era una chica divertida y muy alegre, se sonrojaba con una facilidad sorprendente y me pareció que podríamos ser grandes amigas.

- Es mi parada - Samantha se levantó de su asiento y se despidió de mi con la mano. Le devolví el saludo y le dediqué una sonrisa.

Vi su cabello rubio bajar del autobús y luego perderse entre la gente.

A la parada siguiente bajé y caminé una cuadra hasta llegar al negocio. Las paredes estaban pintadas en tonos pasteles y eran adornadas con dibujos de vaquitas y malteadas. Las mesas estaban ubicadas en dos hileras, una a cada lado del local, y en el centro, había una alfombra roja que llevaba desde la puerta hasta la caja al fondo del recinto.

- ¡Abril! - Nuvia me llamó agitando los brazos. Ella y Vicky estaban sentadas a unas cuántas mesas de distancia de la puerta.

Nuvia era una chica de ascendencia latina, con un abundante cabello gris teñido y lacio, tenía una personalidad alegre, era extrovertida y casi nunca se estaba callada. Vicky, por otro lado, era todo lo opuesto a ella, era muchísimo más seria y callada, tenía la piel blanca y su cabello castaño siempre estaba suelto y caía por sus hombros, tenía los ojos de un color cafe intenso, pero apenas se veían detrás de sus enormes gafas de marco negro.

- Hola chicas - saludé sentándome junto a ellas. Al instante, Nuvia comenzó a relatar una historia sobre algo que le pasó esa misma mañana.

No presté mucha atención, ya que cuando Nuvia contaba una de sus historias, solía irse por las ramas y nunca acababa de contar lo principal. Vicky, sin embargo, parecía estar poniendo especial atención a su relato, y de vez en cuando hacía algún tipo de comentario. Por lo que pude oír, era algo sobre su hermano, el centro comercial y un ataque de animales furioso.

Rodé los ojos, las historias de Nuvia eran tan fantasiosas que no sabías si su vida era realmente interesante, o solo se lo había inventado todo.

La de pelo gris interrumpió su relato cuando una de las chicas que trabajaban como meseras se acercó a su mesa para tomar sus órdenes.

- ¡Chocolate! - exclamó Nuvia levantando el brazo como si estuviera en clases.

Vicky y yo intercambiamos miradas, ella asintió y yo sonreí.

Ambas teníamos gustos similares, así que pedí por las dos.

- Dos de frutilla por favor - le dije mi orden amablemente, dándole una sonrisa a la chica.



🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧



El lunes en el instituto choqué con alguien que había pasado corriendo sin mirar, murmuró unas disculpas y se fue antes de que siquiera pudiera asimilar lo que había pasado.

Me di vuelta intentando buscarla, pero se había perdido en el mar de estudiantes.

Juraría que había visto la melena rubia de Samantha alejarse corriendo de mí.

🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧🎧

Tengo muuuucho tiempo libre, recomiéndenme historias para que pueda adaptar. Los veo en siguiente cap (es una historia corta).

Buscando tu voz (Adaptación Rivari)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora