25. "¿Buena o mala noticia?"

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La madera crujía en la chimenea y esas chispas sueltas al aire creaban una mágica danza que no era precenciada por ninguno de los dos. En silencio, los ojos azules y negros se miraban con amor, ninguno evitaba el contacto, ni siquiera el tímido rey que en un pasado ocultaba sus expresiones y que ahora había encontrado en su esposa todo lo que necesitaba. Saori era su escape, el lugar donde podía ser él mismo sin sentirse juzgado, porque esa miraba ébano en la que bullía amor y deseo, lo hacía sentirse como todo un hombre.

Ella, en su regazo, jadeó cuando al moverse un poco notó la erección del rey debajo de sus pantalones. Con labios separados suavemente, buscando un beso, Naruto deslizó su vestido de dormir, rozando con dedos ásperos de artesano sus muslos en un avance lento pero imparable. Jadeó sobre su boca al no encontrar la molesta y enorme ropa interior, y sus manos amasaron con firmeza los glúteos redondos y abundantes de la mujer de su vida. Saori tenía unas caderas muy provocativas que escondía siempre debajo de tantas faldas, y que solo el rey desfrutaba de tocar a su antojo. Su cintura estrecha, su vientre suave, más arriba dos senos del tamaño perfecto que no desbordaban al ser agarrados. Y mientras él gozaba su cuerpo sus lenguas danzaban sin parar.

—Yo quiero hacerlo— susurró ella, a la vez que Naruto bajaba nuevamente a sujetar su trasero.

—¿Qué cosa?

—Tocarte...— confesó, percibiendo la risita algo nerviosa del rey.

—De acuerdo— concedió y girando un poco se acostó en el diván, todavía con Saori sobre su regazo. La joven muchacha, sin pudor y sintiendo ya el calor de la situación, se despojó de su ropa y escuchó con satisfacción un bramido bajo en la garganta del monarca al verla completamente desnuda, iluminada por la luz ambarina e inquieta del fuego.

—¿Puedes quitarte...?— señaló la camisa ancha del rey y tras Naruto asentir, arrojó la prenda al suelo y se recostó con su torso ahora desnudo. Los dedos delgados y largos de la reina recorrieros su figura, primero temblorosos, luego demandantes cuando las dos manos se posaron sobre su pecho ancho —¿Por qué mi esposo se ve tan fuerte?— preguntó impulsiva, relamiéndose los labios.

—¿Esgrima?— respondió Naruto apenado —Un poco de gimnasia... quizás...— añadió, observando el movimiento de sus senos al ella inclinarse más hacia adelante.

—Me gusta mucho, dan deseos de...

—¿De qué?— bramó y luego siseó ante el dolor que le causó Saori cuando clavó sus uñas. Pero en lugar de incomodidad sintió su miembro saltar impaciente por salir de los ya incómodos pantalones.

Los arañazos se tornaron rojo casi de inmediato, incluso antes de que la reina comenzara a quitar los botones de su cintura. El pene húmedo y duro se hizo visible, de un tono rosado fuerte, en contraste con las pálidas manos que lo sujetaron. Naruto agarró con fuerza el borde del diván y echó atrás la cabeza al esos labios escarlata rodear su virilidad por primera vez. Saori no sabía que hacer exactamente, había escuchado sobre esa acción en una de las molestas charlas con Izumi, pero no soportó la curiosidad de ver la reacción de Naruto al acto tan lascivo e íntimo. Y le gustó, el rey parecía desesperado solo con leves succiones y besos. ¿Y sí lo apretaba?

—¡Ahhh...!— se escuchó en la habitación el quejido excitado del joven.

—¿Le doy placer a mi esposo?

—¡Dios!— gruñó con leves temblores en sus músculos contraídos. Levantando un poco la cabeza, la visión de Saori deslizando la lengua en la punta de su pene como si se tratar de un delicioso postre de fresa, le hizo sentir el cosquilleo conocido que anticipaba su liberación, y no queriendo aún llegar tan rápido, se incorporó velozmente y la detuvo.

Mad KingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora