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Llevaba un par de horas sentado en su oficina, supuestamente revisando unos papeles que le facilito Gimena, pero en realidad solo podía pensar en ella, la había llamado en la mañana, mas no le había contestado, le había dejado un mensaje en el contestador, no, pensándolo bien no había sido solo uno... sino cinco...

Debía estar loco y si, lo estaba, pero de amor por ella...

Sacudió la cabeza y se concentró de nuevo en los papeles que estaban frente a sí, bueno, lo intentó, más sin embargo no lo consiguió, así que se levantó y buscó algo de tomar en el mini-bar de su oficina, sirviendo un poco de whisky, y sentándose, luego, en uno de los sillones de cuero que solo usaba cuando se reunía con Nicolás y Gimena para hablar bobadas.

Suspiró, hacia mucho tiempo que se había prometido acabar con su padre, había planeado todo, había ido a aquella fiesta donde conoció a Mariana porque, justo, quería encontrarse "fortuitamente" con su padre, para empezar a hacerse el "buen hijo" y así conseguir más de él... conseguir, por sobre todas las cosas destruirlo, acabarlo    tomó un trago de su whisky y se

masajeó la sien luego de dejar el vaso sobre la mesa. Cerrando los ojos suspiró lentamente.    si, la

historia había cambiado y se había enamorado de la "novia" (oh Dios cuanto le dolía si quiera pensar a Mariana como tal) convirtiendo sus "visitas investigativas" a su padre.    para convertirse

en "visitas lujuriosas", donde sentía como le hervía la sangre mientras ella usaba sus armas de seducción con su padre, mientras le caminaba en frente lentamente con ese traje de baño    sus

piernas, su piel... su cabello rojo húmedo por la piscina    oh si, si ella había estado intentando

conquistar a su padre.    ni pensar que el, gustoso, también se había dejado conquistar por ella, y

sus armas.    y hoy en día, mas que gustoso, estaba enamorado de ella.

Devolvió la vista el vaso de whisky, dándose cuenta que había terminado completamente con él, rió por lo bajo, y volvió a dejar el vaso sobre la mesa del minibar para regresar a su escritorio... tenia que leerse ese bendito documento.... así que suspiró y comenzó a leer.    mas sin embargo

cuando consiguió, a lo máximo, leer el primer párrafo sonó el intercomunicador...

-¿Si    ? -preguntó mientras sostenía el botón del intercomunicador

-Señor, lo busca una tal Candela Vetrano...

-Si, claro... dígale que pase...

Colgó el intercomunicador, y, segundos después entró Candela a la oficina....

Tenia su cabello negro, suelto tras de sí, su rostro siendo delineado perfectamente por él.    llevaba

un vestido oscuro, cuya falda no llegaba a mas que la mitad de sus muslos, cubierto por una chaqueta de cuero y unos zapatos de tacón a juego....

Peter se levanto y le tendió la mano al ella llegar a su lado- Buenos días señorita Vetrano...

-Buenos días... –dijo ella estrechándole la mano le sonrió coquetamente-Pero ¿que fue ese tecnicismo? llámame Candela, así como yo puedo llamarte Peter... ¿no?...

El sonrió y la invitó a sentarse, haciéndolo en el mismo momento en que ella lo hacía, ambos sonrieron y ella comenzó a hablar acerca de un par de acuerdos que había llegado con su inversionista y de las posibilidades de la campaña a realizar...

Se revolvió en las sabanas... se sentía tan bien, como si flotara en las nubes, como si su cuerpo fuese ligero como una pluma... y sabía bien porque, su brazo abrazaba el torso del hombre que había hecho que la noche anterior fuese... inolvidable...

Armas de seducción Donde viven las historias. Descúbrelo ahora