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ACTO TRES | CAPÍTULO 38❝ La estrella azul ❞

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ACTO TRES | CAPÍTULO 38
La estrella azul ❞


El amanecer en la isla traía consigo una calma serena, interrumpida únicamente por el suave murmullo del mar cercano. La noche había sido tranquila, una pausa necesaria en las recientes tribulaciones que habían enfrentado los habitantes de Narnia y sus aliados. Zylan había encontrado en la suave brisa de la isla un bálsamo para su alma atormentada, permitiéndole un descanso que parecía haber eludido durante siglos.

Sus brazos envueltos en la cintura de Edmund, mientras que este se escondía en su pecho, era una sensación tan cálida que no quería que acabará. A pesar de haber sudado, Edmund aún emanaba levemente su colonia masculina, cosa que al fénix le encantaba.

Mientras los primeros rayos del sol bañaban la isla con su cálida luz, una voz entusiasmada rompió el silencio del amanecer. Era Lucy, quien con ojos brillantes y una sonrisa contagiosa, llamaba a sus compañeros a despertar.

— ¡Despierten! ¡Todo el mundo despierte, es la estrella azul! —exclamó con una mezcla de asombro y alegría.

Los miembros de la expedición, aún adormilados, comenzaron a levantarse. Zylan, con sus plumas ligeramente desordenadas por el sueño gracias a sus alas estiradas, se negó a levantarse. Escuchando a Edmund murmurar algo y levantarse de golpe, ocasionando que el de ojos rojos golpee su cabeza con la roca detrás de ellos al esquivar un golpe, llevándose otro sin siquiera pensarlo.

— Pero que..

— No se de que te sorprendes, ma lune, antes dormíamos en nuestra cama matrimonial y despertabas de buen humor. —murmuró a su oído Zylan, sonriendo al notar la respiración agitada de Edmund.

Sus ojos se encontraron, ambos brillando como miles de galaxias. Edmund veía el perfecto rostro de su amante, mientras que Zylan simplemente veía aquellos ojos que lo hipnotizaban.

El menor acercó más su rostro, bajando su mirada a aquellos labios que tanto deseaba. Hubieran estado unidos, pero el fénix se alejo repentinamente ocasionando confusión en Edmund.

— Aun no es el momento.. —susurro, Edmund comprendió, sabía que el fénix quería esperar a que por fin fuera mayor.

No sabía la razón, pero aun así lo respetaba.
El fénix beso sus mejillas, después su frente. Y finalmente su nariz, escuchando la suave risa de su amado y observando ese sonrojo en su rostro.

Ambos se unieron al grupo para volver al Viajero del Alba. Y después de aquello, sus caminos se separaron.

Al mirar hacia el cielo, Zylan vio lo que había capturado la atención de la joven: una estrella de un azul intenso y brillante, destacándose claramente en el cielo matutino.

La estrella parecía vibrar con una energía mística, un faro de esperanza y misterio que llamaba a los aventureros a seguir su camino.

La presencia de la estrella azul parecía tener un efecto especial en Zylan. En su pecho, una cálida sensación de anticipación y determinación comenzó a crecer. Recordó las antiguas leyendas de Narnia, las historias de estrellas que bajaban a la tierra y guiaban a los valientes y a los perdidos.

FÉNIX ||  Las Crónicas de NarniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora