Capítulo veintidós/ Ser solo otra opción.

86 10 0
                                    

Summer.

Con un pantalón jean corto sencillo y una remera blanca lisa, salgo de mi habitación, eso sí, siempre cómoda y de zapatillas. Es Leo, entenderá que hoy elegí la comodidad.

—¿Así que él te invitó? — pregunta Luz al llegar a la cocina.

—Sí.

—¿No lo habrás obligado? — dice mi tía mientras ríe.

Hago una mueca con mis labios que simula ser una sonrisa y me salva la bocina de Leo indicándome que ya llegó, me despidos de ellas y me dirijo hasta su auto.

—¿Emocionada?

—¿Por comer pochoclos del cine? Por supuesto que sí.

Ríe y enciende el motor del auto. Entiendo por qué en su momento Leo me gustó, es divertido y sencillo. Podemos hablar de un millón de cosas y aun así logra encontrar algo para que sigamos hablando.

No me dejó pagar cuando llegamos al cine y, a cambio, él eligió la película que veríamos. Hubiera pagado yo si hubiera sabido que la película sería de terror.

Como la cobarde que soy, oculto mi rostro entre mis manos cuando algo sucede y me asusta. Leo se reía y me atraía a su cuerpo, abrazándome. Me sentía rara e incómoda cuando hacía eso, no entiendo la razón; puede que también sea que jamás lo ha hecho, estuve tan acostumbrada a que estuviera más pendiente a Luz que esto se me hace extraño.

Cuando la película termina me ofrece a que tomemos un helado mientras caminamos.

—Te ves contenta trabajando allí. — dice.

—Me gusta, es como el trabajo ideal para mí.

—¿Seguirás trabajando cuando comiences a cursar?

—No creo, tengo que hablar con Marta y ver los horarios de cursado. Si puedo compaginar ambas me gustaría seguir en la biblioteca.

—Espero que en esta carrera te vaya bien. — y yo también lo espero.

Le digo que ya es hora de volver y me lleva a casa. La verdad, por más que tenga ahorrado ya para la universidad y para un posible departamento, me gustaría seguir trabajando allí o seguir yendo. Me siento cómoda y Marta es como una especie de amiga que, en tan poco tiempo, pude abrirme a ella.

Estaciona el auto frente a casa y me acompaña hasta la puerta, otra cosa que me da mala espina. Ni siquiera ha nombrado a Luz y eso ya es bastante complicado para él.

Me despido y cuando estoy ingresando la llave me detiene.

—Quiero hablar contigo, Summer.

Asiento, dudosa y nos sentamos en los escalones que están frente a la puerta.

—Sé que esto puede parecerte muy extraño, pero...— se detiene y al parecer es incapaz de seguir.

—¿Pero? Puedes decirme cualquier cosa Leo, confía en mí.

—Es difícil.

—A ver, no es como si me declararas tu amor o algo así. — bromeo intentando que se ría, pero no lo hace. Sigue serio y comienza a mover su pierna de manera nerviosa — ¿Leo?

—He estado pensando y sintiendo cosas últimamente.

—No estaría entendiendo.

Suspira y desordena su cabello nerviosamente. Yo sabía que esto no era nada bueno, debo hacerle más acaso a mi intuición.

—Summer, puede que sienta cosas por ti.

Mi cerebro no recibe esa información de buena manera, es más, creo que no la recibió. Me quedo tildada unos segundos, confundida y sin creer lo que dijo. Luego como para hacer algo me río, porque ¡vamos! Esto debe ser un chiste. Sostengo mi estómago y limpio las lágrimas que escaparon a causa de la risa.

Hasta Que Lo Efímero Se Acabe.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora