XVI

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Por la mañana fueron despertadas por Clara, la recepcionista, que iba despertando primero a los que cogerían el AVE a Granada. Fue fácil encontrar a Paul en su cama, pero tuvo que pararse un tiempo de más para descubrir que Violeta dormía bajo las sábanas con Chiara en su litera.

- Kiki... -susurró Violeta mientras se alejaba discretamente de la pelinegra.

Aunque la noche anterior le dijo que se despertarían juntas, la conocía y sabía lo perezosa que podía llegar a ser, así que si podía levantarse sin molestarla, mejor. Apartó los brazos de su cintura y se incorporó. Miró hacia su lado, la mayoría de sus compañeros aún dormían. Le resultaba curioso ver la habitación desde esa perspectiva. Chiara se quejó, dio media vuelta hacia Violeta y posó su mano sobre la suya haciéndo que la pelinaranja girase a verla. Violeta le sonrió con ternura y le acarició el pelo con cariño, brindándole pequeñas caricias para que se fuese despertando poco a poco. Pareció ser que el efecto fue el contrario, pues las caricias de Violeta solo relajaron más a Chiara, quién todavía dormía plácidamente. Cuando la granadina se dio cuenta del tiempo que había pasado, retiró su mano, fue entonces cuando notó el agarre de Chiara en su muñeca.

- ¿Vas a desayunar? -preguntó débil, con la voz ronca.

- Estoy un poco nerviosa, no sé si desayunaré -Chiara abrió los ojos y vio la cara de Violeta que cambiaba a preocupación repentinamente. Acarició la mano de Violeta y se incorporó poco a poco.

- Voy contigo.

Las dos se levantaron y bajaron de la litera. Una vez estaban pisando tierra, se abrazaron y se dieron, oficialmente, los buenos días para después ir cogidas de la mano a desayunar algo.

Chiara también estaba nerviosa, no podía mentir. En general, nadie sabía qué se podrían encontrar fuera, sobretodo en las redes sociales. Por eso ellas dos ya tenían decidido que se mantendrían al margen de cosas que no fuesen memes que sus propios familiares decidiesen enseñarles.

- Te voy a echar de menos. ¿Me llamarás si tienes algún momento libre? -preguntó la menor susurrando.

- Seguro que sí, Kiki. Yo también te echaré de menos, aunque sean solo dos días -sonrió al final. Cogió la pequeña maleta que ya tenía preparada desde el día anterior y salió, junto con Paul, de la academia.

Abajo le esperaba nada más ni nada menos que su padre. Corrió a abrazarlo al verlo y no se despegó hasta pasados unos minutos. Algunas lágrimas fueron derramadas por parte de los dos.

- Hola, a ver, os explico cómo funciona esto. Váis a volver a la estación en el mismo taxi en el que ha venido vuestro acompañante, los tickets ya los tenéis. En dos días volveréis en el mismo transporte y el taxi os estará esperando en la estación para traeros de vuelta aquí -explicó Noemí.

- No, gracias Noe -Violeta y Paul corrieron a abrazarla.

- Vosotros no me preocupáis, sé que sois buenos chicos. Pasad mucho tiempo con vuestras familias y volved con las pilas recargadas, ¿vale? -dijo Noemí correspondiendo el abrazo. Los dos chicos se separaron y se dirigieron al taxi, dónde ya les esperaban sus acompañantes.

El camino no fue nada silencioso, los padres de Violeta y Paul no paraban de conversar y preguntarles cosas a los concursantes, lo cual era normal, llevaban sin verlos prácticamente un mes y tenían muchas cosas que contarles.

Al llegar a la estación fueron sorprendidos por un grupo de fans que los esperaban de buena mañana para hacerse fotos y hacerles regalos.

La llegada a Granada fue un poco más pacífica comparándola con la estación de Barcelona, aunque también habían algunos fans entusiasmados por tener una foto con ellos. Ahí fue cuando Violeta y Paul se separaron, pues tenían que coger taxis diferentes para llegar a sus casas.

Tras el largo viaje en taxi, la llegada de Violeta en Motril se podía considerar cálida y desapercibida. Solo se encontró con un par de fans, por lo demás, caminaba por su pueblo como si nada hubiese pasado, cosa que agradecía. En su casa la esperaban su madre, su hermana, sus abuelos y sus tíos.

Iban a tener la primera comida juntos después de un tiempo y no podían desaprovechar la oportunidad para ver la gala de Navidad.

- Qué guapa iba Chiara, ¿no? -preguntó su padre.

- Sí, esque hicieron ese conjunto especialmente para ella porque quería hacer referencia a un concierto de Mariah Carey, que es su cantante favorita -respondió, Tana, la hermana de Violeta. La pelinaranja casi se atraganta con su comida y la miró asustada- llevo votando a Kiki favorita desde que empezó el concurso, lo siento -dijo sin ningún arrepentimiento pese a sus disculpas. Todos rieron.

- Cuando acabe todo esto tenéis que conocerla -Violeta sonrió y suspiró nostálgicamente- mi Kiki... Jo, la echo de menos.

- Violeta, hace literalmente menos de doce horas que estabas en la academia -bromeó su hermana.

- No lo entenderíais. Es raro comer sin ella al lado.

Hicieron silencio y cambiaron de tema para poder seguir comiendo en tranquilidad hasta que llegó el momento de la gala donde Chiara se golpea el labio con el micro y todos rieron.

- Yo la mato. "Estoy bien", dice -rió Violeta mientras le sonreía a la televisión- al día siguiente tenía el labio súper hinchado, no os lo imagináis -seguía sonriendo mientras miraba la pantalla.

La familia se dio una mirada cómplice entre todos.

- Julia no va a poder venir en estos días, está de exámenes -le comentó su padre.

De repente se le cerró el estómago de pensar en ello. Mantuvo un silencio durante el resto de la comida junto con algunas risas forzadas.

Cuando acabó de ayudar se recoger la mesa, huyó hacia su habitación y, con un sentimiento de ansiedad en su pecho, se tiró en su cama.

Sintió cómo se abría la puerta, así que se giró rápidamente y secó unas pocas lágrimas que habían aparecido en sus ojos.

- Sabes que me puedes contar lo que sea -se acercó su hermana hasta sentarse en su cama- lo que sea -repitió. Violeta suspiró y reflexionó sobre si debería o no contarle- a parte, creo que ya sé por dónde van los tiros -Violeta la miró sorprendida- estoy muy enganchada al veinticuatro horas, lo veo todo -la hermana mayor rió nerviosamente y cayó de espaldas en la cama.

- No hace falta que te cuente nada entonces... Simplemente no quiero hacerle daño a nadie.

- ¿Por qué no cortas ya con Julia y así puedes tener lo que tu quieras con Kiki?

- Porque sigo queriendo a Julia, ya no de esa manera, pero me ha cuidado mucho y hemos pasado por muchas cosas juntas, me parecería feo que todo acabase por un mensaje de texto.

- La puedes llamar -propuso Tana. Violeta rodó los ojos.

- Ya entiendes a lo que me refiero.

- Ya. ¿Entonces vas a volver a la academia igual? Ya sabes que ella no puede venir estos días.

Violeta suspiró. Realmente quería terminar con su relación para poder volver a la academia con Chiara y poder estar con ella sin ocultar nada, pero no quería hacerle daño a su novia, todavía le tenía mucho aprecio y no sería lo justo. No se lo merecía.

- No soy de esa manera y tampoco quiero decepcionarla. Tendré que esperar a que todo acabe para hacer las cosas bien.

- ¿Y Kiki? Si te pregunta, ¿qué le dirás? ¿No crees que se cansará de todo? Aunque le digas que la quieres a ella, si no podéis hacer nada es muy...

- No haré nada con Kiki que no haya estado haciendo ya. No por nada, sino por mis principios. A parte ella es muy comprensiva y nos entendemos muy bien entre las dos, seguro que todo saldrá bien -deseó Violeta.

- Esperemos que sí. Todos sabemos que harás las cosas bien -se acercó y le brindó un largo abrazo.

La miel de tus labiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora