Rodeados

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Cuando abrió los ojos estaba solo con los cachorros. No había ni rastro de la hermosa chica, solo su aroma había quedado impregnado en la cama y los cachorros abrazaban cada parte de su cuerpo buscando calor en ese día tan frío.

Volvió a cerrar los ojos dispuesto a seguir durmiendo. Sus heridas aún no sanaban por completo, aunque él era un Alfa muy fuerte, pero estaba mucho mejor de lo que había estado ayer.

Llevaba días en esas condiciones, y la pelea de días anteriores lo había destruido de sobre manera. El delicioso aroma de la dulce chica lo había traído hasta ahí.

— ¡SOLO TE PEDÍ UNA COSA! ¡UNA MALDITA COSA SUNGWOON! –Escuchó gritos desde la planta baja y decidió ir a ver.

— Mierda, no me suelta.

El Alfa no podía despegar a la pequeña que había salvado de él. Cuando lo hizo con mucho cuidado y cojeando se asomó por las escaleras para ver a cuatro Alfas más con la chica.

— Eun Na, no es mi culpa que... –El Alfa intentó defenderse pero la chica lo calló.

— ¡¿No es tu culpa?! –La chica se le abalanzó encima pero los tres chicos la aguantaron a duras penas.

— Eun Na, vas a despertar a los cachorros.

— ¡¿A si HoSeok?! ¡¿Y como pretendes que suba allá arriba y le diga a Hee Do que por culpa de este imbécil su padre está muerto?!

— Primero deberías calmarte.

— ¡No puedo NamJoon! ¡No me puedo calmar!

— Eun Na...

— ¡No me hables SungWoon!

La sala se sumergió en un silencio desesperante hasta que alguien tocó la espalda del chico.

— Ahí te van a ver –Le susurró.

Se movieron más a un lado y Jimin le sonrío. Mientras le acomodaba una venda que se le había movido le detalló el rostro.

— Perdón por asustarte –Rascó su nuca.

— No tienes que pedir disculpas, solo no me vuelvas a asustar así, casi me da un infarto.

Sonrieron y se estrecharon las manos.

— Jimin, Park Jimin, mucho gusto.

— Es un placer conocerte.

— ¿Necesitas ayuda con esas vendas? Sé que te las puso Eun Na, pero ella no es muy buena con la medicina a decir verdad.

Rió—. Ya me estoy dando cuenta.

— La medicina, la cocina y entender a Omegas y cachorros es su debilidad, no puede con ninguna de esas tareas –El Omega río bajito y el Alfa lo imitó.

— Parece una gran Alfa –Ambos asintieron.

— Ven, bajemos y hagamos que esa cascarrabias se calme.

— Da un poco de miedo enojada –Jimin pasó su brazo por encima de sus hombros y lo ayudó a caminar con trabajo.

— Solo está muy estresada. No debería decir esto pero; es un pancito.

Al llegar abajo Eun Na interceptó sus aromas y se cayó la boca mientras se sentaba y apartaba la vista, todos la imitaron.

— Eun Na, mira a quien encontré intentando salir de la cama, dice que está hambriento.

La chica miró a Jimin y se levantó para ser ella quien ayudara al chico a caminar y dejarlo sentado en un sofá.

— Prepárale algo de comer y arréglale las vendas, no sé hacer mucho de eso.

Jimin se perdió en la cocina mientras todos se ignoraban y guardaban silencio en la sala. Volvió a sentarse en donde estaba y Yoongi no apartaba la mirada del misterioso chico.

— ¿JungKook? –Se levantó y lo olfateó bajo la mirada de todos encontrando algo en su aroma de lo que hablarían más tarde.

— ¿YoonGi? ¿Que haces aquí viejo? –Sonriendo se estrecharon las manos.

— ¿Se conocen? –HoSeok los señaló a ambos.

— ¡Claro, este viejo y yo nos criamos juntos! Nuestros padres eran aliados.

— Pensé que no te volvería a ver niño –Revolvió su cabello con cuidado de no lastimarlo–. ¿Que te pasó?

— Me las di de héroe con una pequeña y casi me matan –Hace una mueca.

— Me pasó algo parecido alguna vez –Miró hacia la cocina donde minutos atrás desapareció el Omega–. ¿Quién fue la susodicha?

— Creo que se llamaba Hee Do.

Todos bajaron la cabeza y Eun Na apretó los puños haciendo que sus puños queden blancos mientras en su cabeza asesinaba a SungWoon de mil maneras dolorosas.

— Eun Na nos platicó de algo de eso –HoSeok acariciaba la cintura de la chica para calmarla un poco desprendiendo de su aroma.

— Si, son más fuertes de lo que esperaba –Suspiró con fuerza tragándose con desprecio el acto cariñoso del Alfa hacia la chica.

— JungKook, si tú estás aquí ¿Con quien dejaste a tu manada? –Alzó una ceja.

El chico agachó la cabeza y suspiró—. Solo quedamos unos pocos, los del norte han acabado con todos los de mi manada.

— ¿También llegaron a ustedes? –NamJoon se sobaba un brazo por los fuertes apretones de la chica hacía un momento.

— Es una larga historia –YoonGi se encogió de hombros mientras suspiraba.

— ¿La versión corta o la larga? –Sonrió ladino el joven Alfa.

— La versión corta –Volteó los ojos la chica.

Asintió—. YoonGi me dijo millones de veces que abandonara la guerra y viniéramos juntos, que ustedes nos ayudarían, pero yo no confiaba en que una manada de zorros nos acogieran, pero ya no tenemos a donde huir, tienen el bosque rodeado.

— ¿Completo? –JungKook asintió y los cinco Alfas se echaron a correr en dirección a las afueras de la manada.

— ¡Eun Na! Hice tu favori... –Jimin frenó en seco en medio de la sala y miró a todos lados–. ¿Donde están todos?

El chico se encogió de hombros—. No lo sé, solo dije algo y todos se echaron a correr.

El Omega dejó la bandeja frente a JungKook y con la cesta de medicina se encogió de hombros mientras reemplazaba las vendas y ayudaba al Alfa a desayunar.

— ¿Que les dijiste? –Preguntó con notoria curiosidad.

— Que el bosque estaba rodeado –El Omega detuvo sus movimientos en seco y palideció mientras veía su alma salir de su cuerpo.

— ¿Eh?

|| Mestiza ||→jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora