CAPITULO UNO

15 2 4
                                    

REINA IVANNA
PRESENTE

CAPITULO UNO

Al despertar la Reina Ivanna se levanta y jala la cadena de su campana que llama a las criadas. Estas no tardan en aparecer.

Las cortinas de la habitación son abiertas, tienden su enorme cama, limpian todo el lugar, otras se acercan y la Reina levanta los brazos para ser despojada de su camisón, el agua ya está lista para bañarse.

Se sumerge y sale luego de unos minutos.

La ayudan a secarse, peinan su cabello, le muestran los vestidos para el día y señala el azul con dorado. Le colocan el corsé que ajustan hasta dejarla sin aire y levanta sus pechos, la ayudan a entrar en sus zapatos y al final, su corona, grande, brillante y ostentosa.

—Mi Reina, su majestad ya se encuentra en el comedor.

Sonríe frente al espejo comenzando el día.

Acompañada por sus criadas detrás de Ella, se dirige al comedor donde el Rey, su esposo espera junto a sus hijos.

—Buenos días familia — besa la cabeza de cada hijo.

Iván, Anya y Damián. Hijos hermosos, atrayentes a primera vista como si hubieran sido creados con amor.

­—Hoy está igual de encantador ­­­­­mi Rey — elogia la Reina besando su mano.

El Rey asiente y señala la silla cerca de Él.

—Come querida, es mejor estar llena que el día estará bastante ocupado — ordena.

La Reina se sienta donde se le indica y toma el plato de su hijo para darle un bocado, lo hace con cada uno y bebe un poco del jugo, todo con la atenta mirada del Rey sobre ella. Era una costumbre que tiene desde que eran bebes, podría verse como una loca paranoica, pero ella reconoce que sus hijos son especiales y cualquiera puede hacerles daño.

Después de unos minutos, no hubo reacción alguna., les dio sus platillos y comenzaron a comer, el Rey se mantenía en silencio, observando cada movimiento, expresión o palabra dicha.

Al terminar el desayuno cada integrante de la familia se iba a sus respectivas actividades del día. El trabajo de los monarcas consistía en ir juntos a la sala real y que el Rey se siente en el trono con la Reina de pie a su lado a escuchar las peticiones del pueblo, cosa que al Monarca no le parece divertido.

Pasan las horas y aunque la Reina ya lleva más de veinte años haciendo lo mismo, es imposible no cansarse al estar parada en la misma posición.

Pasan al siguiente de los cien hombres que se han presentado en la mañana.

—Mi Rey — se presenta un hombre andrajoso de rodillas — Soy Dimitri Gregal, pescador.

—¿Qué necesita de mí? — pregunta el Rey mientras come y observa las uvas que le ofrece su Reina.

—Hemos tenido una pesca muy prominente, pero últimamente asaltantes atacan al arribar el muelle y...

Deja de hablar cuando el Rey levanta la mano en señal de silencio. Muerde su uva y escupe la semilla que cae a los pies de la Reina.

—¿Me dices que tú y tus hombres son asaltados? — ríe — Al parecer hay muchos maricas en el muelle.

La corte entera ríe, la Reina finge hacerlo mientras que Dimitri apenado mira el suelo.

—Debería darles vergüenza demostrar tal cobardía viniendo aquí a pedir ayuda.

—Su gracia — interrumpe el consejero a su lado.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La FavoritaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora