Capítulo 17

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Sus manos se sostenían fuertemente de la cabecera de la cama, su cuerpo desnudo se mojaba de finas capas de sudor, hace unos 20 minutos que había decidido llevarse a la cama a su ex pareja y había olvidado lo bien que eran esos momentos a su lado, las vistas delante de él eran estupendas, debajo suyo estaba el cuerpo fornido de ese hombre que un día le juro amor eterno, sus ojos azulados lo miraban con deseo y los obscuros de Conway, estaban perdidos en este mismo. El rechinido de la cama iba al ritmo de su cabalgada sobre su adverso, sus glúteos golpeaban fuertemente la pelvis ajena, podía sentir la virilidad contraria golpear sus entrañas, estaba disfrutando tanto aquel momento que no podía detenerse ni un segundo.

Conway estaba llevando su gozo a todo su límite, había extrañado esa suave sensación de la piel del rubio, con el podía ser todo lo descarado que quería, tenía el gusto de sostener sus glúteos, azotarlos y apretarlos en sus manos con fuerza, su cuerpo estaba empapado en sudor y su cabello negro se humedeció hasta tenerlos pegados en su frente, regados por todos lados, gruñía de regocijo y levantaba las caderas con fuerza para llegar profundamente dentro del rubio.

—Joder, había olvidado lo bueno que eras montandome. . .

—. . . Y yo había olvidado que no cerrabas la puta boca cuando lo hacía.

—Venga, ve más rápido muñeca.

—Mierda. . .

Ambos compartieron los mismos jadeos mientras compartían palabras, Gustabo se sentía cansado, sus movimientos iban cada vez más lentos, Conway se percato de esto y lo tomo de la cintura para intercambiar posiciones, volvía a estar entre sus piernas como antes, adoraba tener las riendas en ese momento, pues podía admirar el desastre que era el rubio, se fijó en su rostro y había leves golpes en el, los cuales los marco con pequeños besos mientras empujaba sus caderas y penetraba el dulce centro del contrario, sintió sus manos sostenerse de sus hombros y maltratar su piel con sus uñas, ambos se deshacían en gemidos roncos y el sonido de las pieles chocar llenaban el vacío de la habitación.

Gustabo miro fijamente a Conway, realmente no quería volver a dejarlo ir, pero no estaba en condiciones de pedirlo, simplemente tenía la ventaja de estar reclamando su cuerpo en esos momentos, había olvidado la posibilidad de que Conway estuviera en una relación y si era cierto, estaba quitándole el sueño a otra u otro, el pelinegro ya no era suyo, pero no podía evitar sentirse egoísta y quererlo todo para el, conocía a Jack Conway como nadie más, por supuesto que se sentía con ese derecho, pero le lastimaba la idea de dejárselo a alguien más; sintió la necesidad de llorar y se abrazo fuertemente de él mientras resistía el maltrato en su parte baja.

Conway notó este cambio e inmediatamente le transmitió calma deteniéndose para confrontarlo, lo miro agitado y dejó suaves besos sobre sus labios mientras empujaba lentamente dentro el para atrapar sus gemidos en el beso, el cual no duro tanto debido a la llegada de su climax, el cual los había hecho estremecerse por los espasmos generados en sus cuerpos.

—¿Ya acabaste? Joder, antes durabas más.

Conway sonrió. —No durarías toda la puta noche, ¿A qué si?

—Puedo hacerlo, es mi trabajo después de todo, ¿Recuerdas?

—No mientas, recién empezaste, te conozco muy bien y se que no permitirías que más de 5 hombres te tomarán en una noche.

El juego de Gustabo termino, él tenía razón. Pasaban los años y no cambiaban, viro los ojos y pensó en la noche anterior, habia estado con dos hombres a la vez y aquello lo había hecho drogado, por supuesto que en sus cinco sentidos no se dejaría tocar, lo puso aprueba con Pablito, quien acabo muerto ante su necedad.

—El que calla otorga.

—Que manía la tuya de hablar mientras usas tu polla vieja.

—Ya no la estoy usando, solo está donde debe estar.

—Si, dentro de mi culo, hijoputa y luego será un coñazo limpiarme.

Ambos se quedaron en silencio mientras se acomodaban en el viejo colchón, Conway abrazo el cuerpo liviano del rubio, quien sin resistirse se abrazo de la misma manera a el, descansando en su pecho, había extrañado la sensación de tener a alguien junto a él de esa manera, había tanto de lo que podían hablar, aclararse y confesar, pero ambos sabían que no querían romper el ambiente que había entre ellos, era cálido y tranquilo, no habían prisas, solo existían ellos dos y su desnudez. Sincronizados se miraron, querían continuar con entregarse, no tenían impedimento para no realizarlo y así como empezó una nueva ronda de muchas.

Volvieron a besarse, rozaron sus pies y se frotaron entre si hasta provocar una nueva erección, Conway fue detallista en acariciar cada extremo de su piel, quería grabarse esa sensación si es que no volvían a tenerse, Gustabo también quería tener el recuerdo de su amado, no le importo tener cuidado, solo quería arañarlo, besarlo y marcar su piel, ambos volvían a la exitación de hace unos momentos; Conway deshizo todo cercanía para indicarle a su contrario que le diera la espalda, aquella era la pose favorita de ambos.

Gustabo descanso sobre su pecho, levanto una pierna y con ayuda de Conway la mantuvo elevada, volvía a ser penetrado, se aferró a las sábanas debajo de ellos, húmedas de fluidos y arrugadas, giró el rostro para encontrarse con el de Jack y llevar una mano a sus cabellos para tirar de ellos y gemir fuertemente cuando las estocadas dieron inicio, alejó su mano de las hebras negras y la llevo a su vientre, apretando para sentir el golpeteo dentro de él, fue rodeado por los fuertes brazos de su adverso quién lo levanto para dejarlo sobre el y abrir sus piernas tomando sus muslos para apretarlos fuertemente.

—¡Viejo de mierda así no!

Conway soltó una suave risa. —Antes no ponías tantos peros.

Antes de poder reclamarle, fue acallado por las salvajes embestidas, se sostuvo de los antebrazos del contrario y arqueo la espalda cuando todo estaba siendo demasiado tortuoso, el placer que recorría su cuerpo le nublaba la mente, en su boca lo único que pronunció fue "Jack~" quien estaba gustoso de escuchar su nombre de esa manera, el libido fue en aumento cuando ambos deliraron, estaban sumergidos en sensaciones que parecían no acabar, ambos estaban por llegar a su orgasmo y gemían ronco hasta el punto que podían quedarse sin voz.

Conway apresuró sus embestidas y finalmente logro llegar, llenando el agujero maltratado del contrario con espesas cantidades de semen blanco y caliente, Gustabo también había acabado, ensuciando su cuerpo con su propio semen, ambos respiraban agitados, podían descansar de nuevo y repetir su acción una y otra vez.

Ambos se vieron obligados a continuar por toda la noche, no había tiempo para dormir cuando no sabían si aquel momento se repetiría otra vez, pero sus esperanzas no eran las mejores, sabían que debían separarse otra vez, quizá para siempre, Gustabo ya no quería promesas, quería verdades, pero Conway simplemente quería vivir, llenarse de memorias y recuerdos, sabía que sería la última oportunidad de tener a Gustabo a su lado, no importaba las condiciones en las que se encontraban, ambos sufrían y tenían sus propios demonios, pero aunque lo amará, no habían posibilidades de continuar, tenía que dejarlo ir, una vez más, dejaba ir al amor de su vida para convertirse en muerto en vida.





























Remin

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