El atardecer estaba llegando a su fin, y el brillo de la luna se hacía notar cada vez más. Toque al timbre de ese departamento dos veces antes de quedarme parada unos minutos esperando a que me abrieran.
Llevaba una camisa blanca cuyo escote pronunciado no dejaba mucho a la imaginación, mí falda de jean era mini y se podía medir con una mano, y me había asegurado de llevar ropa interior trasparente de encaje.
Mire al frente, el número de su departamento me dejaba claro que no me había equivocado, empecé jugar con mí pelo fastidiada mientras esperaba impaciente que me abriera. El aroma que se filtraba por debajo de la puerta no dejaba dudas de que todo saldría tal cual lo planeado, el aroma a Eren Jaeger me daba la seguridad de que todo saldría como yo quería.
Con amigos en comunes demasiado atractivos, que Eren Jaeger fuera parte de la definición de belleza no me sorprendió cuando lo conocí. Lo que me sorprendió fue la cantidad de deseo que me produjo conocerlo. El día en que aquellas esferas aguamarina chocaron con mí mirada, fue mí perdición. Una mujer con una vida sexual activa y suficiente murió aquella tarde, y una nueva parte de mí nació, una que estaba obsesionada por obtener lo que quería de un hombre en específico: él, Eren.
Obviamente, seguía deseando a otros hombres, Levi Ackerman me parecía estúpidamente atractivo y no sabía cómo lidiar con él, pero con Eren era diferente. Sabía cómo hacerlo, sabía cómo seducirlo, y cuando parecía que la ropa reveladora, las caricias insinuantes, las mirada y las indirectas ya no funcionaban, el me invitó a pasar una noche a solas en su casa.
Me di cuenta en su invitación de dos cosas: uno, que el no era el estúpido niño que se hacía pasar cuando estaba con Mikasa y entendía a la perfección mis intenciones con él, dos: que me correspondía.
Entonces, harta de tanto jueguito, me encontraba ahí afuera de la puerta de su casa, esperando a que el chico me abriera.
Naturalmente, me daba a respetar: si alguien se quería acostar conmigo, me debía conquistar, venirme a buscar, llevarme a una cena y un lugar romantico. Pero Eren era una excepción, era un dios griego en vida, y si tenía que arrastrarme para que me permitiera darle una mamada lo haría sin dudarlo.
El ruido de pasos y llaves me saco de mí trance, y por fin, luego de 10 minutos de espera, Eren abrió la puerta. Observe su rostro, la belleza de sus rasgos me saco el aliento, su cuerpo tonificado estaba vestido de musculosa blanca y deportivos grises; y con solo ver los músculos de sus brazos y su respiración jadeante claramente de apuro, fue suficiente para que la excitación empezará a crecer en mí vientre.
El no dijo nada, solo se hizo a un lado y me dejó pasar. Su mirada, que fingía inocencia e indiferencia cuando están con Mikasa, ahora se revelaba, mostrando un deseo poco disimulado. Mis caderas chocaron con su mano cuando pase a la sala, y pude ver cómo la estiraba segundo después.
Deje mí bolso en una silla, y con seguridad, me fui a sentir en el sillón. El cerro la puerta con llave, se acercó a mí, y sin sentarse al lado mío, parado en frente de mí, me dirigió las primeras palabras de la noche.
— Hola hermosa —. Sus palabras salieron como un murmuró. El me escaneaba fijamente, se dio cuenta de que estaba vestida así para él y sonrió con suficiencia. — ¿Cómo estás? — pregunto en un gruñido, fingiendo hospitalidad.
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One Of Your Girls
FanfictionElla no necesitaba el amor de Eren, solo quería ser una de sus chicas esa noche.