«Con una daga, imponente ante ella. Esta se inclinó para recibir su ansiada libertad después de haber completado los siete desafíos. Una orquesta sonando en el horizonte, una nueva vida que vivir o una nueva muerte en la que deba sobrevivir...
Fin»
Giró la página.
— ¿Murió? — razonó el estadounidense aún desconcertado — No, no puede haber muerto... — realmente, le estaba doliendo, tenía sentimientos encontrados con aquella lectura, giraba la página una y otra vez como si la historia mágicamente generara otra página.
— ¿Quién murió?— preguntó Canadá al ver al norteamericano algo desesperado, dejó su respectivo libro para tomar atención a su contrario.
— Ella.
— ¿Ella quién?— volvió a preguntar, Estados Unidos estaba dando respuestas ciertamente ambiguas.
— ¡Joanna! la que... la que dije que su personaje me parecía muy superficial, aburrida y mal escrita cuando empecé a leer este estúpido libro el cual no volveré a leer porque acabaré llorando, ¿recuerdas que hicimos una apuesta sobre que ella al final sí me caería bien y sería la mayor parte de la familia a la que yo voy a odiar? pues sí, me cayó increíblemente bien, felicidades, tuviste razón. ¿Puedes creer que esa familia en realidad no era su familia y fue como, comprada para ellos, que solo buscaban utilizarla como un animal, al igual que sus supuestos hermanos que no eran más que carne sin conciencia?
Silencio total.
— ¿Quieres que te dé un abrazo?
— Durante seis meses, por favor.