|| Aviso Importante ||
Hay contenido que puede ser delicado, puesto que se hará mención al abuso, pero no llegara a ningún extremo.
— Sen... quédate atrás mio. — Manjiro habló lo suficientemente alto para que solo Senju lo escuchara.
<¿Como se supone que me ponga atrás de él si nisiquiera se donde esta?> se pregunto la joven mientras se escuchaba como era abierta la puerta de la habitación.
— ¡Vaya vaya! Pero si aquí esta, mi querida Senju-chan.
La puerta se abrió y una luz llegó a los ojos vendados de ambos chicos.
— ¿Es ella? Vaya, es albina natural?
Se escucho otra voz.
— ¿El es Manjiro? Pensé que sería más... imponente.
Otra voz se presentó.
— Ahg, no es divertido si no les veo la cara. Quitenles las vendas.
La primera voz volvió a hablar y rápidamente se escucharon dos pasos que se acercaron a cada uno de ellos, ambos cerraron los ojos para poder acostumbrar su vista a la luz proveniente del pasillo.
Frente a ellos, se encontraba un joven de cabello negro y ojos marrones.
A su lado se encontraban dos jóvenes (al parecer los que les habían quitado la venda), y detrás de estos, en la puerta, había dos hombres adultos con armas en sus manos.
— ¿Este es el idiota que te rompió el corazón?
Habló el de cabello negro dirigiendo su vista hacia el rubió.
— Koharu, ¿que crees que haces?
— Vaya, si recuerdas mi nombre...
El chico se acercó a pasos seguros hacia Senju, y se inclino sobre una rodilla para verla a los ojos.
— Este idiota no te merece... yo puedo hacerte feliz, puedo darte todo lo que quieras y desees. Solo acepta mi amor... Sano no sabrá como complacerte, pero ¡yo si! Te haré la mujer más feliz y rica del mundo!
Senju hizo una mueca.
— Me secuestraste, ¿y dices que me amas?... Mikey podrá ser un idiota... pero aun así... estoy enamorada de él, y tu no podrás hacerme feliz. Mi corazón es de el.
Manjiro abrió los ojos sorprendido ante su confesión. Koharu por otra parte, cambió su rostro a uno serio, y se paro bien.
— Ya veo... El tiene tu corazón... — trono los dedos, y dos hombres armados entraron a la habitación - Saquen a Sano de aquí...
Los hombres rápidamente sujetaron al menor, que se sorprendió ante la acción, vio como todos salían y a él lo arrastraban hacia afuera contra su voluntad, lo último que escucho, lo alarmó.
— Si el tiene tu corazón... tendré que hacer que tu mente y cuerpo no puedan olvidarme.
Luego de eso, la puerta se cerró y los hombres los cuales lo sujetaban de los brazos lo arrastraron por el pasillo.
— ¡Senju! ¡Malditos bastardos!
Luego escuho un grito, y con esto, su única pizca de razonamiento, desapareció.
Sus ojos dejaron de tener brillo. Un aura oscura lo rodeo.
Con sus pies se detuvo en seco, impidiendo que los adultos pudieran seguir llevándolo.
