El oscuro corazón de la reina (Daemyra) (Dark Rhaenyra)

Capítulo XII

Hola a todos! Acá un nuevo capítulo y esta vez Daemon confronta a Rhaenyra

 ¿Será Angst? Oh por supuesto.

Pero lean bien, no quiero que se confundan en los sentimientos de ambos.

Hay cosas que dicen, y luego se dice lo que sienten en verdad en sus pensamientos.

Así que lean bien.

No olviden comentar y votar. Si no hay comentarios desaparezco otro mes porque asumiré que nadie está interesado mucho en la historia jaksdjasa

Besos y abrazos.

Cuando Rhaenyra volvió al palacio, ella no quiso que nadie la escoltara, que nadie la acompañara, quiso llamar a Syrax, pero no se sentía en las condiciones para volar a casa. 

Criston Cole la llevó en su caballo.

Hicieron largas horas de cabalgata, y acampaban en la noche en algún lugar seguro.

- ¿Sucede algo su majestad?- preguntó Criston Cole cuando acamparon cerca de Desembarco y ella sonrió con tristeza.

- Todo este reino me pertenece ahora, lo tomé por la fuerza y mis aliados marcharán por mi- dijo ella con tristeza en su mirada- Sin embargo, tengo miedo- dijo Rhaenyra y Criston se arrodilló frente a ella.

- No tenga miedo su majestad, sé que solo soy un guardia real, pero daré mi vida por usted, la protegeré de todos y contra todos- dijo él y ella sonrió acariciando su rostro.

- El único hombre al que he amado en mi vida, me odia, y no dudaría si me dijeran que me matará con sus propias manos cuando me vea llegar- dijo ella y Criston Cole tomó su mano. 

- No dejaré que él le haga daño- dijo Criston Cole y Rhaenyra sonrió.

- No quiero más enfrentamientos entre ustedes, si él quiere matarme, lo permitiré- dijo ella y Criston Cole negó.

Él la defendería no importara que pasara, él siempre la defendería. Y si tenía que enfrentar al rey y perder, él lo haría.

Para Rhaenyra, el regreso al palacio era como caminar hacia la boca del lobo. Cada paso que daba hacia las puertas que alguna vez había considerado su hogar, la llenaba de una mezcla de terror y remordimiento. Había hecho lo impensable: había engañado a Daemon haciéndole creer que había matado a Caraxes , había manipulado sus sentimientos como si fueran juguetes desechables en sus manos, y era ahora, que se arrepentía de lo que había hecho.

Pero no había marcha atrás, estaba hecho, y ahora debía enfocarse en hacer del mundo un lugar seguro para su hijo.

Pero primero, tenía que enfrentar a Daemon, y a diferencia de antes, ahora no tenía poder absoluto sobre él.

Ahora él sabía la verdad, y aunque los guardias la obedecerían a ella y lo encerrarían si ella los obligaba, ya no quería hacerlo. Ya no podía hacerlo.

Debía dejar de hacerle daño. Nunca podría doblegarlo, y si no podía hacerlo, al menos quería tener nuevamente su corazón, aunque eso fuera imposible en ese minuto.

Las llamas de las antorchas parpadeaban ominosamente mientras cruzaba el umbral, y el eco de sus propios pasos resonaba en el vestíbulo vacío. El peso de la verdad la abrumaba, amenazando con arrastrarla hacia la oscuridad de la desesperación. 

¿Cómo podría enfrentarse a él después de todo lo que había hecho?

Llegó al palacio y fue recibida con alegría, aunque sabía que mucha de esa alegría era fingida, y en realidad lo que sentían era miedo.