❛ 𝐒𝐄𝐋𝐅 𝐂𝐑𝐔𝐂𝐈𝐅𝐘 ❜ ━━ 𝘁𝗼𝗱𝗼𝗿𝗼𝗸𝗶 𝘀𝗵𝗼𝘁𝗼

𝐒𝐄𝐋𝐅 𝐂𝐑𝐔𝐂𝐈𝐅𝐘

leerse con city of stars de emma stone y ryan gosling de fondo.

Las hojas de cerezo caían, en un remolino de manchas rosas que envolvían el sendero por dónde corría. Florecillas que descendían de los árboles con delicadeza, aterrizaron sobre su cabello, casi como si una corona se formara. La brisa, fresca como el primer rayo de sol al amanecer, revoloteó la falda de su kimono, las flores dibujadas en la tela parecían volar con el resto.

Era un lindo paisaje para estar entrando en el invierno, en realidad, lástima que estuviera teñida de carmín y envuelta en llamas.

A pasos rápidos, una cabellera castaña intentó adentrarse en el bosque, buscando huir de aquellos hombres que la perseguían desde hace unos largos minutos. Su falda se enredaba entre las ramas caídas de los árboles que todavía no se incendiaban y sus sandalias habían salido de sus pies desde metros atrás. Las lágrimas que bajaban por su rostro terminaban fusionándose con la sangre que escurría de su frente. Y en su boca, el sabor metálico ya había dominado todo.

Podía oír los gritos de los hombres pidiéndole que se detuviera, burlándose de sus burdos intentos de escapar de sus garras, que tarde o temprano terminarían mancillando su cuerpo y alma ahora que no había quien la defendiera. Sus ojos amarillos solo podían mirar con impotencia hacia atrás por pocos instantes, rogando por lograr esconderse en el bosque o que alguien viniera a su ayuda.

¡Oh, gran Amaterasu! ¿Podría, acaso, mandar a su ángel en su ayuda? Daría lo que fuera por ver por última vez el rostro de su amado, acariciar su mejilla, tomar su mano, solo apreciarlo.

Un grito repentino sale de sus labios cuando el árbol frente a ella se desmorona a sus pies, envuelto en fuego que rápidamente comienza a extenderse en el suelo repleto de ramas secas. Maldijo por lo bajo al haber alertado a sus persecutores pero eso no la detuvo de seguir corriendo. Ni siquiera terminaba de entender por qué la perseguían, su prometido solo le había gritado que huyera una vez vieron entrar a las personas con antorchas y armas a la ceremonia.

Otro árbol cayó a su lado, tan cerca de ella que la arrojó al piso. Desesperada, intentó levantarse para seguir avanzando, pero su kimono se había enredado. Triste por tener que romper el preciado regalo de su amado, rasgó la tela pero ya era tarde.