Último día. Por la tarde tomarían el vuelvo regreso a Los Angeles.
Jorge despertó primero y observó a Silvia mientras dormía cómodamente sobre su pecho. Estába totalmente enamorado de ella, como nunca había amado a nadie. Paso suavemente su mano por el largo y medio ondulado pelo de la castaña, para luego levantarse y dirigirse al baño a vestirse.
Bajó al restaurante del hotel por comida, quería sorprender a su »novia con un rico desayuno. Fue a comprar unas lindas flores y rápidamente volvió a la habitación.
—Buenos días, guapa. —se sento en la cama despacio, viendo que ella aún dormía. Se acercó para despertarla, dándole unos tiernos besos por toda su cara.
—Mmmm, es muy temprano. —chilló Silvia, liberando un pequeño bostezo.
—Hoy regresamos. Tenemos que disfrutar mucho este día. —recalcó el pelinegro. La tomó de la cara y le depositó un gran beso en sus labios, esos labios que tanto le encantaban.
—Ay —suspiro Silvia—, me encanta despertar de esta manera, es como estar en el cielo.
—A mi me encanta aún más, mi novia.
—inclinó lentamente su cara hacía ella para besar su nariz.Silvia abrió los ojos y se sentó sonriendo, emocionada al recordar que el día anterior se habían hecho novios.
—Te amo, enserio mucho, Jorge Salinas.
—Y yo a ti demasiado, no te imaginas cuánto, Silvia Navarro.
Jorge la jalo hacía el, le quitó la sábana blanca que cubría su linda piel tibia y se profundizaron en un beso. La tomo por la cintura, ella se subió en su regazo dejando que él pasara sus grandes manos suavemente por su espalda, no tenía camiseta, anoche no hubo ni tiempo de ponerse una con lo cansados que habían terminado.
Silvia descendió sus besos hacía el cuello de él, mordiendo y succionando la piel de esa zona.
—Mierda —se quejo Jorge—. De verdad que me encantaría continuar con esto, pero se va enfriar tu sorpresa.
Ella sonrió ilusionada cómo una niña y se bajó de su regazo. El se levantó y fue a la mesa para tomar las cosas que le había comprado.
—Te mereces despertar siempre como una reina.
—¡Que hermosas flores! —las tomo y las olió, viéndolas con gran emoción—, me encantan mi amor, son mis favoritas. ¿Que es eso?
—pregunto curiosa, señalando la bolsa que Jorge tenía en la mano.—Espero te guste... —saco una bandeja de la bolsa—, este me dijeron que se llama "loco moco".
Silvia estalló en un carcajeo burlesco ante el nombre de la extraña comida.
—¿Enserio que se llama así? —bufó
—¡Te lo juro! —rió Jorge—. Según me explicó el chef del restaurante, es un plato que consiste en una tipo hamburguesa, sobre una montaña de arroz blanco, acompañada de un huevo frito y salsa de tomate.
Silvia abrió la comida y la olió, se veía exquisita.
—Y también compré este que se llama "açai bowl" es un batido de frutas verdes, miel y leche, con frutas frescas como banana, frambuesas, tiene granola y coco.
—Que rico está todo, me encanta.
—Bueno, vamos a probarlo. —ofreció entusiasmado.
Salieron a la terraza de la habitación, se sentaron en la pequeña mesa que había y probaron los exquisitos platillos típicos del lugar.
Cuando terminaron de comer, Jorge se ofreció a rejuntar, mientras Silvia se vestía para bajar a la playa, dónde se reunirán con sus amigos.
Silvia se puso un bikini azul indigo claro, por encima un pequeño short de mezclilla claro, una camisa blanca ligera, con unas sandalias blancas y unos pendientes de diamante que le había regalado su madre.
Una vez lista tomo su bolso y agarrada de la mano de Jorge, bajaron a la recepción.
—Miren quién viene, mi nueva pareja favorita.
—sonrió Damian.—Como amanecieron los novios.
—pregunto pícara Jane.—Magníficamente bien —dijo Jorge—, el mejor día, de verdad. —apretó suave la mano de ella.
—Ay —Silvia se acercó a abrazarlo—. Te amo.
—Se ven muy bien así chicos. —dijo su amigo el pelirrojo.
—Bueno, para festejar, rentamos un yate en Oahu, para luego nadar con delfines y pasar un rato en la playa antes de irnos. —habló Jane.
—Me encanta la idea, vamos. —exclamo feliz Silvia.
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El deseo en tu mirada
Romance¿Se puede el rencor convertir en deseo? La única manera de comprobarlo es fácil, con tan solo verte a los ojos puedo notar el deseo en tú mirada. Quien iba pensar que su vida iba cambiar tan repentinamente, por la persona que menos quería ver en el...