I. VII. Vencer el mal.

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—¡Isla a la vista!—Escuchó Annabeth desde su habitación

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—¡Isla a la vista!—Escuchó Annabeth desde su habitación.

Apretó el lápiz y cogió el papel para esconderlo bajo la almohada, después de esto, salió de la habitación.

A lo lejos pudo ver a los dos reyes, la chica no lo pudo evitar y se posicionó al lado del rey el Justo. Observó a su alrededor, ¿iban a ir a la isla a esa hora? Estaba anocheciendo, no era una gran idea. Pero decidió callar.

—Parece estar deshabitada —Murmuró el rey Caspian.—. Si los lores siguieron la neblina, de seguro pasaron aquí.

Annabeth apretó los dientes con enfado.

Todavía no sabía qué hacía Caspian por el mar, solo sabía que un paseo no era, había un objetivo que no sabía.

A pesar de intentar sacárselo a sus dos amigos, ambos se negaban, a petición de Caspian.

—Puede ser una trampa.

—O puede tener algunas respuestas —Dijo el Justo.—. ¿Caspian?

—Pasaremos la noche en tierra y exploraremos mañana temprano.

Annabeth miró cómo Caspian se iba, no pudo evitar hacer una mueca al verlo irse.

—Beth —Dijo Edmund para cogerle la mano y arrastrarla.—. Necesito que me hagas un favor.

Beth levantó las cejas.

—¿Un favor?

Edmund asintió y se movió para coger una bolsa que estaba en la esquina del barco.

—Necesito que me lo arregles.
















Annabeth suspiró al ver casi todo el jersey y el pantalón roto. ¿Cómo es que se lo iba arreglar?

Cogió el hilo y empezó a coser el jersey azul. Jersey que estaba segura que no era del rey, sino de la reina. Sabía porque se lo había pedido a ella y no a su hermana.

No sabía cuánto tiempo había pasado cosiendo, solo sabía que estaba cansada y malhumorada. Solo veía con la luz de la luna, además de sentir una mirada fija en su espalda.

¡Iugh!

Solo quería llegar a casa y descansar.

—¿Qué quieres?—Susurró la chica molesta.—. ¿No ves que estoy ocupada?

Pudo escuchar como carraspeó.

𝐂𝐎𝐌𝐄𝐍𝐙𝐀𝐑 𝐃𝐄 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐎.||. Las crónicas de Narnia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora