Capitulo 2

26 0 0
                                    


Cuando logré abrir los ojos, me dolía la cabeza, mi boca en lugar de saliva tenía como una pasta blanca, a veces eso me pasaba cuando corría mucho, pero en este caso apenas podía mover las pupilas. Estaba recostada en el suelo boca abajo, con la cabeza hacia la derecha y las piernas y brazos a mis costados. Tarde unos minutos en poder concentrarme y atender a lo que estaba pasando, era como si me hubiesen vaciado la cabeza, los recuerdos mejor dicho. Casi como en Casi Angeles pero no me habían puesto recuerdos nuevos y esto no era una novela de Cris Morena, porque podía sentir como el miedo se apoderaba de mi.

En cuanto logre levantar la cabeza del suelo y girarla, encontré a mi alrededor a un montón de chicos de distintas edades, supongo que también de la fiesta por cómo estaban vestidos, y a mi lado, a ella, que seguía "durmiendo", digo entre comillas porque nunca supe qué nos pasó.

Respire profundo, y use toda la fuerza que pude para arrastrarme hasta ella, para tocarla e intentar despertarla, el resto no me importaba tanto. Una vez cerquita, observe el lugar con terror e incertidumbre. Parecía una casa vieja, sucia; la tierra se podía oler y ver también, con muebles de hace mil años, a nuestra izquierda había una escalera de madera, nosotros estábamos todos acostados en una alfombra como en el medio de un comedor, detrás veía una mesa con una silla y enfrente mío una chimenea.

Una vez a su lado, creí que no iba a poder hablar pero como si fuese un susurro pude repetir su nombre una y otra vez, mientras golpeaba su brazo intentando despertarla. La veía dormida y parecía tan calmada, tranquila, tan angelical como si no le hubiesen hecho nada o como si no hubiésemos escapado de un incendio para despertar en este lugar y de esta manera. Me desesperaba el solo hecho de pensar que no iba a lograr que abra los ojos. De todos los recuerdos que tenemos desde los 8 años, las risas, los secretos, las peleas, el amor salió la fuerza que no sabía que poseía para empujarla tan fuerte que se despabiló, y yo trague saliva y respiré, por fin, porque hasta ese momento creo que no lo había hecho. "No seas una heroína, sos mi persona" me decía ella al igual que Cristina a Meredith en Greys Anatomy; ella siempre supo que si tenía que salvar la vida de alguien lo iba a hacer sin pensarlo, hoy no iba a ser la excepción.

Sus ojos marrones se centraron en los míos tan desorientada y perdida como estaba yo, pero no había tiempo de hablar ni buscar explicaciones, teníamos que salir, y para eso necesitábamos movernos. 

No seas una heroinaWhere stories live. Discover now