Ochenta y uno. ⚔️

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Daryl golpeo con fuerza al mordedor cuando se abalanzo hacia nosotros

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Daryl golpeo con fuerza al mordedor cuando se abalanzo hacia nosotros. Este simplemente fue a chocar con la pared y se volvió a parar luego de retorcerse por un segundo, al querer intentarlo de nuevo, me barrí como una profesional, rozándole la pierna con el arma.

Los abucheos de la gente, supongo que animando al mordedor a que de una vez por todas terminara con nuestra vida ensordecían a cualquiera y sumándole que el maldito no se moría con nada, era difícil tener control sobre la situación.

Daryl le clavo el pico de su arma acorralándolo contra la pared, el ácido que estos producían empezó a quemar el arma y con ello, una parde del dedo de Dixon. Intente acercarme para acabar de una buena vez con él, pero su cuerpo empezó a moverse por el mango del arma y salió corriendo hacia nosotros de nuevo.

—tengo una idea. Distráelo – me dijo, sin ningún tipo de contexto

—bien, soy la carnada – me moví al lado contrario –. Ven, chiquito, ven

A Daryl no le dio tiempo de juzgarme por hablarle al quemador como si fuera una mascota, aprovecho el tiempo que ganaba para ayudarse de una bandera francesa que estaba junto a la puerta de la arena.

Por mi parte estaba caminando justo hacía la pared, no era la mejor idea quedarme entre el concreto y el cuerpo de alguien a quien le salía acido del cuerpo, pero era la única opción.

—¡Puedes darte prisa! – le grite

Daryl tomo la bandera con todo y asta, empalo al quemador girándolo con todas las fuerzas, este terminó en el suelo. Daryl a veces tenía acciones de héroe de película, tomo la asta, la levantó casi en cámara lenta y termino por enterrarla en el cráneo del quemador.

Daryl había conquistado Francia en un solo movimiento.

Genet parecía derrotada y furiosa, esa combinación no era la mejor si se trataba de ella, teniendo en cuenta lo que hacía con los mordedores en aquellas instalaciones.

—no se terminó – le susurre a Daryl tomándole por los hombros

—claro que sí

La puerta se abrió para dejar entrar a los encargados de la limpieza. La gente abucheaba a Daryl por haber ganado la pelea tan fácilmente y luego, una aparición divina entro por la misma puerta por la que se habían llevado al caminante.

Quinn venía custodiado por otros dos guardias.

—¡sus muñecas! – nos ordenaron a ambos

—det *ma veare en spok* -- dije en mi idioma

Nos colocaron una especie de grillete a los tres, así tendríamos que luchar juntos o contra los otros dos y no estaba tan dispuesta a atravesarle la cabeza a Daryl, pero a Quinn, bueno, con él era distinto.

H E R O || Daryl DixonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora