Capítulo 42 • Enfrentamientos (II)

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- Rose, tranquila. Concéntrate en lo que sea que quieras mover, siente su textura, su temperatura... No intentes moverlo directamente -me susurró VIX con delicadeza.

Así pues, cogí aire y lo intenté de nuevo. Las lianas... debía sentirlas. Su tacto era... rugoso, pero también, húmedo y frío. Estaban frías por la nieve que las cubría. Abrigaban algunas ramas y troncos, pero ellas estaban a la interpérie. Podía notarlo, su vida, la savia que recorría sus conductos internos, al igual que los míos. Yo no era nada más que una extensión suya... y por eso... por eso podían venir hasta mí, conducir su movimiento.

Empecé entonces a tener una extraña sensación, era como si las lianas tuvieran vida, como si formaran parte de mí. La extensión que había previsto en mi cabeza, ahora se sentía real. Era una sensación placentera, como si las lianas me acariciasen, como si bailaran entre el vacío, temerosas de acercarse debido al frío, pero atrevidas y curiosas, curiosas por conocer al nuevo organismo que las requería y buscaba mimetizarse con ellas.

Y de pronto, la sensación se detuvo. Inmediatamente después, abrí los ojos. Y ahí estaban, bordeando mis brazos, tal como lo había imaginado.

- ¡VIX, lo he hecho! ¡Lo he conseguido! -vitoreé con entusiasmo, pese a lo cansada que me encontraba.

- Ya lo veo, pequeña, ya lo veo -añadió con orgullo.

- Vale, espera un momento más Liam, que quiero intentar atarnos a ti con las lianas -le expliqué antes que nada, para que esperase. Pues sabía que se moría de ganas por entrar en batalla.

- Venga, va -se conformó, haciendo pucheritos con la boca.

- ¿Estás segura, Rose? Yo no creo que pueda hacer lo que he hecho muchas más veces. Cada vez estoy más débil, y esto sólo lo agrava más -me confesó VIX, dudoso de que el esfuerzo no me hubiera afectado.

- El bosque se muere, no tenemos alternativa. Somos nosotros o ellos -argumenté con determinación.

Así pues, me concentré de nuevo y empecé a imaginar a las lianas rodeando el cuerpo de Liam, y entre ambos, las piernas de VIX y las mías.

De este modo, las lianas empezaron a enroscarse lentamente en torno al torso y lomo de Liam, de tal forma que VIX y yo quedamos sujetos a él sin la necesidad de estar cogidos con las manos, con lo que las mantuvimos libres para poder hacer uso de ellas en el momento fuera necesario.

- Entiendo que es hora de irnos -reflexionó Liam.

- ¡Dale! -le indiqué enérgica.

- Pero Rose, ¿seguro que todo bien? -me preguntó VIX muy preocupado.

Al final, era el único que podía llegar a imaginar el esfuerzo que había tenido que hacer. Y aunque sabía que me desmayaría en un momento u otro, viendo que todavía podía aguantar, no pensaba dejarle cargar con todo el peso esta vez.

- Estoy perfectamente, ¿y tú? ¿Preparado para acabar con esas máquinas asesinas? -le devolví la pregunta.

- ¿Yo? ¿Por quién me tomas? -respondió arrogante.

- Por una persona muy desgastada que ya no está para estos trotes -me metí con él.

- ¿Me estás llamando viejo? -me siguió el juego, elevando sus cejas para mostrar disconformidad.

- Puede. Si no es así, demuéstralo -intenté picarle.

- Calla niña, voy a cargarme más máquinas que tú, tan sólo observa -se picó.

Acto seguido, VIX y yo entramos en un estado meditativo, confiando en que Liam nos acercara a ellos sin contratiempos de ningún tipo.

Al desconectar, pese a estar cada vez más cerca, el ruido empezó a escucharse distante, alejándose cada vez más y más, hasta que imperó el silencio y entré en un estado de claridad absoluta.

En busca de un pasado mejor (Vol II. Las Fronteras del Tiempo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora