Él tomó mi corazón, lo sostuvo entre sus brazos.. lo sanó, lo curó... con amor y cariño, luego se lo tragó.
Había pasado una semana desde que le había dado su número a ese chico de cabello negro. Increíblemente, aquel día lo había visto dos veces y ahora, nada.
Era gracioso y triste a la vez, aunque lo segundo lo creía solo a ratos.
Entonces fue al supermercado. Generalmente, no tenía mucha comida en su casa, pero era un gran amante del cangrejo congelado y de las uvas verdes. No tenía algún otro interés alimentario por el momento.
Eran las 11 p.m. de un sábado. Quizá cualquier otra persona estaría en una gran fiesta, un bar, o en cualquier lugar mucho más divertido que un supermercado. Se apresuró yendo al departamento de comida congelada, tomó algunos empaques de cangrejo y otro de fresas congeladas. Después, fue a la zona de frutas y verduras, buscando entre las bolsas de uvas verdes la que fuera más de su agrado.
—Vaya, hola, Dazai.
Dio un respingo. El mayor se disculpó de inmediato, mirándole avergonzado y apenado por lo antes sucedido.
—Diablos... lamento asustarte, de verdad lo siento.
El mismísimo Fyodor Dostoevsky estaba justo frente a él.
—No te preocupes... —murmuró, sonriendo levemente.
—Oh, por cierto, lamento no haberte llamado... Verás... mi teléfono, pues, está así —hablaba mientras sacaba de su bolsillo un teléfono completamente roto por todos lados, tanto que el cristal de la pantalla estaba a punto de salirse.
—Pero... ¿qué fue lo que sucedió? —preguntó con curiosidad.
Fyodor rió avergonzado.
—Ehm... tengo una cabaña en el bosque. Tuve una caída y quedó así. Lo llevé a reparar, pero básicamente me dijeron que era mejor comprar uno nuevo, y eso se supone que vine a hacer —le explicó, dejando un poco confuso al castaño, aunque este terminó asintiendo.
—Oh... comprendo. Espero que tengas uno nuevo pronto —le sonrió incómodo, sin saber qué más decir.
Pero Fyodor era un experto en evitar silencios incómodos.
—Dime, ¿te gusta comprar un sábado por la noche a las 11 p.m.? —preguntó.
Dazai rió, encogiendo los hombros.
—No lo sé, parece que a ti también.
—¿Deseas ir a beber, Dazai? —Esta vez preguntó sin pensarlo mucho.
El mencionado parpadeó un par de veces, analizando lo que le estaba diciendo el chico.
—¿Beber...?
El otro asintió.
—Así es, te estoy invitando a beber. Aunque... ese cangrejo y esas uvas quedarían arruinadas. Uhm... supongo que te invité en mal momento —le sonrió cálidamente poco después y se despidió con la mano, dando por asegurada la respuesta negativa del castaño.

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𝑫𝒂𝒓𝒌 𝒔𝒖𝒏 (Pausada)
FanfictionDicen que hay una elección... Una en el momento más oscuro, nos dice que es lo que llevamos en el corazón, eso que somos en realidad. Hay unas voces que me dicen que me aleje de la maldad pura, que peleé contra ella, pero.. ¿que hay de mí? Sol oscur...