Las manos de Edgar estaban sudadas, demasiado, estaba muy nervioso... Era su primer día y no paraba de pensar en que si cometía un solo error seria despedido por el mejor amigo de su casi algo.
Una vez que entró al restaurante, Philip de inmediato lo recibió con una enorme sonrisa.
- Allí está, mi host favorito.
- Per... perdón?
- Bueno, eres el único que he tenido hasta ahora... pero eso no quita que pueda decir que eres mi favorito... solo no le digas a mi amigo. - Y le guiñó un ojo.
- Sí...
- Bien, te daré un recorrido.
Comenzaron a caminar por el lugar, Philip le dio indicaciones de cada lugar y como dirigirse al personal y con quien debía tratar en cada área, luego se reunieron todos los empleados y Philip les agradeció por confiar en su negocio y por estar allí, así comenzó su jornada laboral.
Edgar no debía hacer demasiado y se sentía bastante confiado, ya que, podía empatizar y ser amable fácilmente con las personas, hasta el momento todo iba muy bien, hasta que...
Dando cerca de las 5 de la tarde, en el interior del restaurante escuchó un fuerte ruido, era como cristal o vidrio y el sonido, por el impacto que había tenido, le indicaba que se trataba de por lo menos unos cuantos vasos y platos, Edgar de inmediato se dirigió al lugar y vio a una chica, bastante joven, la cual temblaba mientras intentaba recoger los vidrios en el suelo, algunos comensales solo la veían, otros desviaban la mirada y hacían como que no había ocurrido nada, y el resto de meseros estaban en su lugar entre petrificados y sorprendidos, por lo que nadie se acercaba a ayudar, así que Edgar decidió ayudar él mismo.
- Estas bien? - La chica seguía temblando.
- S... Sí, es que... hice un... completo desastre.
- Tranquila estas cosas pasan.
- Sí, pero...
- Qué pasó aquí?
La voz que se escuchó, fuerte y grave, provenía de un total desconocido para Edgar, pero la chica pareció reconocerla, solo cerró los ojos, y parecía que ahora temblaba aún más.
- Qué hiciste niña?
- Yo... Yo...
- Qué no sabes hacer nada? Ya te lo dije, el té no va en el suelo.
- Es que... me... me resbale.
- Ash! Eres así de inútil para todo?
- Es que... yo...
Mientras Edgar más lo escuchaba, menos podía creerlo, cómo podía alguien hablarle así a otra persona?
- Disculpe. - Edgar se dirigió al hombre, era bastante alto y parecía mayor, por lo menos en sus cuarenta.
- Qué?
- No me parece bien que le hable así, se cayó, fue un accidente.
- Ja! Escucha niño host, no me interesa, un error es un error, si no puede con esto el primer día como piensa sobrevivir el resto del tiempo que trabaje aquí?... Claro, eso sí no la despiden después de hoy.
Eso ocasionó que los ojos de la chica se llenarán de agua.
- Ya es suficiente... no se dirija así a ella, usted puede ser el jefe de meseros pero no puede tratarlos así.
- Ah! Me retas? Te sientes gallo de pelea niño?
Qué ocurre aquí?
En ese momento Philip llegó inmediatamente, con su llegada el semblante del hombre cambió totalmente, ahora parecía más tranquilo y hasta parecía a punto de llorar.
- Ah Philip que bueno que llegas... estos niños son un dolor de cabeza para mí.
El hombre, al cual Philip se refirió como Aldo, comenzó a decirle lo que había ocurrido, pasando por alto sus gritos hacia la chica y hacia Edgar, luego hizo gesto lamentable moviendo los labios como si fuera a llorar.
- Bien... ahora quisiera escuchar a Edgar.
Los ojos de Aldo y Edgar se abrieron como platos, ninguno daba crédito a lo que pasaba... cada uno a su manera.
Y entonces Edgar le explicó a Philip a detalle lo que ocurrió, este, sin omitir detalles, así de inmediato Philip tomó una decisión.
- Aldo, acompáñame a mi oficina.
- Desde luego.
Ni Edgar ni la chica supieron que hacer, así que solo esperaron, unos minutos después Aldo llegó y solo dio una mirada a cada uno y se dio media vuelta y salió del lugar completamente indignado.
Luego Philip les pidió a Edgar y a la chica que fueran a su oficina.
- Cómo te llamas?
Philip se dirigia a la chica.
- Flor
- Muy bien Flor... lamento mucho el incidente que pásate hoy, sobre todo porque es nuestro primer día, pero... ya está solucionado... Aldo ya no trabajará aquí.
Flor y Edgar abrieron mucho los ojos, no daban crédito a lo que escucharon.
- Si les soy honesto, ya había tenido algunos roces con él, creí que sería profesional, pero... no lo fue, y no iba a tolerar su comportamiento... así que mejor desistí de él, así que... si alguno sabe de un buen jefe de meseros dígame... eso es todo... a por cierto Flor... diles a tus compañeras que no tienen que usar tacones.
Y Flor salió del lugar, Edgar seguía algo impactado, pero pensaba en lo que había dicho Philip hace un momento.
- Philip...
- Sí?
- Yo conozco a una buena jefe de meseros.
ESTÁS LEYENDO
Dame tu mano
Romance- Él.. sobrio. - Él... amoroso. - Él... intrigante. - Él... olía tan bien Dios, por qué tenía que oler tan bien? Y por qué no podía dejar de sonreír?