Capítulo 18

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Otra noche de sábado más estaba en el despacho terminando trabajo atrasado de la semana, llevaba cuatro meses como director sustituyendo a su hermano en el cargo y Giles comenzaba a entender las ventajas que tenía ser el subdirector. Anteriormente, él era el que hacía las propuestas para mejorar la educación y los valores de los alumnos, ahora no tenía ni tiempo para leer y meditar correctamente cada iniciativa de los profesores, de los alumnos que se lo pedían al Consejo Estudiantil o de algunos padres del Consejo Escolar. Como subdirector tampoco tenía relación directa con la presidenta del CE, no tenía la obligación de tener que verla mínimo una vez al mes, en la reunión que se debía convocar mensualmente. Luego tenía que hacer todos los aspectos administrativos del centro y de gestión, como controlar el presupuesto, firmar cada documento antes de mandarlos y encargarse de las contrataciones externas. Debía dirigir y coordinar todo el centro. Y también relacionarse con otros institutos para encuentros musicales o deportivos entre escuelas.

Ahora comprendía mejor el mal humor de Milton, se sorprendía que no hubiera perdido pelo en los diez años que llevaba como director aquí. Estaba cansado, intentando terminar de leer sin dormirse, el interminable contrato con la empresa de construcción para comenzar por fin las obras de ampliación del auditorio. Tenía miedo de firmarlo y así añadir a su interminable lista de cosas otro proyecto que él debía vigilar. Sin embargo, aun siendo tan duro el cargo de director estaba feliz sabiendo que su hermano estaba teniendo un descanso merecido después de tanto estrés y recuperando una secundaria desaprovechada anteriormente. Además, EAH necesitaba muchos cambios equitativos para los rebels y poco a poco estaba consiguiendo convertirla en la escuela apropiada para rebels y royals por igual.

"Giles es muy tarde ya para ti, vete a la cama" Creyó escuchar su nombre junto con una orden mientras estaba volviendo a cerrar los ojos de sueño.

La reina Malvada le pidió, pero fue ignorada debido a que se había dormido ahí en el escritorio. Así que molesta utilizó su magia para hacer caer un libro de su escritorio que resonó durante unos segundos el ruido de la caída por todo el despacho, despertando al instante al menor de los Grimm.

"No puedo irme a dormir, tengo que terminar de leer esto y firmarlo" Le contestó despertándose al instante y recogiendo el libro que se había caído, antes de frotarse los ojos e intentar volver a retomar la lectura de ese contrato.

Ella le miró molesta ante su negativa, desde que llevaba observándole, ahora como director apenas dormía más de cinco horas. De ahí sus notables ojeras. Eso no era saludable. Ni tampoco trabajar de lunes a domingo sin descansar ni un solo momento, así que esta vez utilizó su magia para cerrar la carpeta donde estaba el contrato y lo hizo levitar rápidamente, dejándolo guardado en un cajón del escritorio. "Vete a la cama y descansa esta noche y mañana domingo, el lunes ya lo leerás con calma y descansado del fin de semana, que vives para trabajar estos meses. Es mi última recomendación, haz lo que quieras"

Si hubiera querido podía haberla seguido ignorando y abrir inmediatamente el contrato del cajón, no obstante, supo que tenía razón su examiga.

"Tienes tanta razón Regina, desde que soy el director en funciones solamente me despierto, trabajo y duermo. Y así, todos los días de mi vida, suena tan triste. No sé cómo mi hermano hacía para vivir un poco" Hacía semanas que había olvidado que detrás de los muros del despacho había un sol radiante, cafeterías para tomar algo o personas para sociabilizar.

"Milton era una marionetaja al antojo de Blancanieves que controlaba todo en la sombra y él solamente hacía lo que le mandaba. Mientras que tú Giles estás mejorando para bien EAH cada día y eso cuesta porque estaba muy mal para los rebels, te necesitaban"

Sonrió feliz viendo que se reconocía su labor contra la tolerancia cero contra la desigualdad, generalmente a los rebels. Así era su política educativa e intentaba implementarla cada día, era su motivación para poder trabajar mañana, tarde y noche los siete días a la semana. No le importaban las ojeras, las interminables discusiones con la presidenta del CE o no tener vida más allá de la laboral si eso hacía que los rebels y royals por igual sintiera que EAH podía ser como su segunda casa.

𝙳𝚒𝚎𝚌𝚒𝚜𝚒𝚎𝚝𝚎 𝚊ñ𝚘𝚜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora