"Hoy día 24 de marzo de 2046, una mujer de 40 años ha sido atropellada por una ambulancia que ella misma llamó a las 2:26 de la mañana".
Apague el televisor, nunca me ha gustado escuchar este tipo de noticias, mi pecho se encoge, una mujer de esa edad... Yo hace poco cumplí los 40.
Aún sentada en el sofá y con una manta, tragué un sorbo de aquel dulce café, mientras lo único que entretenía mis oídos eran mis propios latidos golpeando mi cuerpo delgado, desde que era una cría me ha gustado este sonido tan repetitivo, me recuerda a cuando estaba en los brazos de mi padre y apoyaba mi cabeza en su pecho observando a que velocidad iba, hasta finalmente quedarme dormida y mágicamente despertar en mi cama, que buenos recuerdos aquellos.
Después de unos minutos me levante y me preparé para mi día, hoy no iba a ser muy ajetreado como otros, así que me dí el lujo de arreglarme un poco más que de costumbre. Al salir de casa la brisa terminó de despertarme, un rato más tarde llegue al primer destino, la peluquería, me senté a esperar mi turno y cuando por fin me toco me sentí valiente como para pedir un look arriesgado, cerré mis ojos confiando en el proceso, escuchando las tijeras cortar grandes cantidades de mi pelo, la verdad que es un retintín muy agradable y la dulce voz de la peluquera me hacia sentir casi como en las nubes, de vez en cuando sonaba el secador, el tiempo paso volando y ya había terminado, me mire al espejo y quede realmente increíble.
El segundo destino era el supermercado, me adentre por los pasillos con una cesta, a medida que caminaba las ruedas golpeteaban las lineas del suelo, a mitad de la compra un estruendo provoca que me asuste, el ruido provenía de mi izquierda, cuando gire la vista un pequeño niño estaba rodeado de un gran desorden, seguramente el infante aprovecho un despiste de sus padres para intentar alcanzar algo escalando.
Termine de recolectar todos los productos que necesitaba y me dirigí a caja, el chico iba pasando las cosas por el escáner del código de barras, dejándome escuchar el pitido una y otra vez, este se mezclaba con la gente hablando y las bolsas de la compra formando bullicio.
Al salir una gran tormenta me esperaba y yo sin paraguas; camine a grandes pasos y con una velocidad digna de cualquier campeón de footing, la lluvia caía con fuerza, tiene un ritmo marcado y puede variar según la intensidad y el lugar donde impacten las gotas.
Quince minutos más tarde ya habría llegado a casa y sin esperar un segundo más, me quite la ropa y me metí a la ducha, mientras esperaba a que el agua se calentase me percate de que el agua fría no suena igual que la caliente al caer.
Me encanta la ducha porque al ser un espacio de relajación los pensamientos creativos o más locos salen de la nada y como ejemplo esta en que hoy me ha dado por pensar en los sonidos, pero me he detenido en el runrún que puede hacer el agua, sobretodo el del mar yendo y volviendo.
Cuando por fin finalizo mi baño, me pongo un pijama, ya es tarde, pero me dirijo a mi estudio para escribir un rato; un bloqueo artístico me dificulta el trabajo, solo leo una y otra vez lo que he escrito, frustrada cierro los ojos y suspiro, el reloj llena la habitación con una secuencia sencilla, esta sonoridad me trae recuerdos a la casa de mi abuela por parte paterna, mi cabeza empieza a funcionar y comienzo a escribir, mis dedos son ágiles y presiono las teclas formando un agradable golpeteo a mis oídos.
El timbre del portal me distrae de mis pensamientos, no he invitado a nadie y ya es tarde como para ser el correo, de camino al telefonillo formulo varias hipótesis de quien podría ser y no es hasta que llego que mi cabeza se detiene.
¿Hola? No hay respuesta, así que lo dejo pasar y no doy ni dos pasos cuando vuelve a sonar, es desagradable, ya que es un estallido que llama mi atención y me pone alerta, vuelvo a preguntar y de fondo solo se escuchan algunos coches pasar, mis nervios saltan, así que dejo la escritura apartada y me voy al salón a ver la televisión.
No pasan ni diez minutos y escucho tres golpes en mi puerta, al principio no sabía si realmente había escuchado algo o era mi paranoia haciendo de las suyas, puse en mute la televisión y me quedé totalmente inmóvil como si esperase que algo pasara, una vez más tres golpes en madera sonaban, muy cuidadosamente me acerco a la puerta y observo por la mirilla, oscuridad y nada eran las palabras clave para describir lo que había tras la puerta, alguien la estaba tapando y eso no es buena señal, no es mi cumpleaños para hacerme una fiesta sorpresa de hecho fue el 1 de marzo hace 23 días.
La persona tras la puerta comenzó a golpear con más intensidad y rapidez, trague saliva y notaba el corazón en la garganta, mi estómago se estrechó y mi respiración aumentó considerablemente volviéndose frenética, corrí hacia mi habitación tan apresuradamente que mis pies apenas tocaban el suelo.
Una vez en mi habitación abrí mi armario y escalé hasta la parte de arriba, donde guardaba las mantas, cerré las puertas desde dentro como pude, luego me tapé, los golpes cesaron, solo podía escuchar mi acelerada respiración con mis bruscos latidos.
Un último golpazo me hizo temblar, poco después oí pequeños pasos y mi respiración se detuvo, aunque lo intentara no respiraba, ya estaba en mi cuarto, escuché como revolvía mi habitación pero no buscaba joyas o algo de valor que robar sino a mí.
La persona abrió el armario, al ver todas las mantas descolocadas tiró de ellas provocando que yo cayera encima y me lastimara la pierna, corrí como pude, aunque doliera el miedo era mayor, me escondí dentro de uno de los armaritos de mi salón y marque a la policía, el teléfono dio tono una vez y una voz femenina me respondió, "Policía ¿Cuál es su emergencia?" entre susurros y nervios conseguía explicarle lo que había sucedido y mandaron una patrulla junto a una ambulancia que tardaría diez minutos aproximadamente.
Dos minutos después la persona ya había retomado su búsqueda, cada segundo se hacía interminable, un solo segundo eran como veinte para mí; siete minutos después puedo escuchar la ambulancia a lo lejos, saber que ya estaban me calmo un poco, pero no puedo evitar sentir un escalofrío cuando escucho las sirenas, cuanto más se acerca su eco se vuelve más alto y agudo.
Para mi mala suerte hago ruido desde dentro y una vez más la persona me encuentra, sin pensarlo me lanzo contra ella y rápidamente me escapo por la entrada, corro por el pasillo de mi edificio hasta llegar al ascensor, las puertas se abren con calma y aunque todavía no se ha abierto del todo yo ya estoy dentro, pulso el botón del cero de manera brusca, pero mi ritmo aumenta cuando veo a mi acechador salir, corre hacia mí pero ya se están cerrando, cuando quedan unos centímetros para que se terminen de cerrar trata de meter la mano, agradezco que el ascensor siempre se estropea y el sensor de movimiento no funciona, por lo que se cierra y baja.
Suerte que vivo en un octavo ya que llega más rápido el ascensor que por las escaleras una persona, al salir del ascensor escucho como retumban sus grandes pies por el suelo al bajar las escaleras velozmente.
Sin pensarlo salgo por el portón del edificio, escucho la ambulancia a mi derecha justo en la calle que hace esquina así que, corro hacia allí y antes de que pueda darme cuenta un impacto de la ambulancia me tumba, no siento dolor, no siento el cuerpo, escucho un pitido infinito acompañado del molesto ruido de la ambulancia, puedo oír una voz angustiada que dice "Esta muerta" y finalmente todo se silencia, todos mis sentidos se desvanecen.
Al día siguiente una pequeña enciende la televisión y las noticias anuncian lo siguiente: "Hoy, día 24 de marzo de 2046, una mujer de 40 años a sido atropellada por una ambulancia que ella misma llamo, a las 2:26 de la mañana, se ve que la mujer sufría de esquizofrenia y no estaba tomando la medicación"
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Sonidos que no existen
Mystery / ThrillerPequeño relato de suspense... El principio es el fin.