The king

The king - Rosendale

Había un rey que viva sin preocupaciones. 

Quería el mundo, lo quería todo. 

Gobernó con el puño. 

Su pueblo estaba hambriento.

 Observó cómo suplicaban detrás de los guardias de su castillo. 

Diamantes y perlas esmeraldas y oro. Se bañó en las riquezas que sólo él podía conocer.

Pero con el tiempo llegó la edad. Su salud en decadencia. El destino de su legado queda en manos de las mareas. Entonces corrió hacia su reina y le pidió un hijo. 

Plantó su semilla y luego la dejó a un lado. Varias lunas después ella le dio un hijo. 

Pero murió sólo para darle su propia carne y sangre. 

El hijo creció como la mala hierba.

 Pronto cumplió dieciocho.

Se aventuró fuera del castillo para ver los rostros tan demacrados, los muertos en las calles. Gritaron pidiendo ayuda pero nadie pudo escuchar.
En lo más profundo de su interior algo se había agitado.
Se río de las ruinas en las que incurrió su padre.

Fuego en sus venas, regresó al trono. Miró al rey con una rabia aún desconocida. 

El padre decretó el nuevo estado de derecho su hijo será desterrado fuera de los muros.

Pero el hijo tenía un plan. Y su corazón estaba convencido. Nunca habría lugar para un rey y un príncipe.

Reunió al pueblo y atravesó las puertas. Escudo en una mano pero en la otra una espada.

De un solo golpe depuso a su propio padre. Se sentó en el trono y adornó su nueva corona. 

El hijo estaba eufórico. El reino era suyo.

Diamantes y esmeraldas y dicha bañada en oro.

Pero, ¿Qué pasa con la gente? 

Las leyendas no dicen, como un recuerdo se desvanecieron 

Había un rey que vivía sin preocupaciones. Quería el mundo, lo quería todo.