· ─ ❨ 𝗽𝗲𝗮𝗰𝗲 ❩
nunca creí poder conocer
algo tan bello como él
Luego de aquel evento tan horrible en el que Ōishi Yasu fuera la burla de toda la secundaria y primer año de su preparatoria, decide irse a otra lo más lejana d...
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Ōishi Yasu logró finalizar su primer trimestre en el Karasuno. Se sentía conforme y satisfecha consigo misma por haber logrado buenas calificaciones y que en el club de oratoria todo siguiera de buena manera, entrenando duro para las preliminares que eran tan solo al volver a clases los primeros de septiembre. Hinata y ella de alguna forma se volvieron más cercanos tras haber ido al karaoke juntos, como si ese momento los hubiera unido aún más, por lo que ahora en clases y en sus tiempos libres platicaban aún más que antes. Varios de su clase y los del equipo ya habían notado la gran diferencia que apareció en su relación de amistad; a los segundos no les molestaba sino que lo consideraba un avance.
Para ese momento Ennoshita ya le había contado sobre el campamento de verano que tendrían en Tokio de una semana de duración, invitándola por sí estaba interesada en apoyarlos y entretenerse en esas vacaciones. No era un secreto a voces que Yasu fue molestada por un chico en el campamento pasado, pero aún así sería en otra preparatoria y estaban dispuestos a cuidarla para que eso no sucediera. Ella lo agradecía mucho a pesar que le diera vergüenza admitirlo.
No se quedaría a dormir ahí por evidentes razones, aunque sí pensaba llegar temprano y volver algo tarde. Ir a apoyar al equipo en sus entrenamientos se volvió uno de sus pasatiempos favoritos porque se sentía cómoda con ellos y se divertía, que era lo más importante para Yasu.
Al llegar a la preparatoria Nekoma con una mochila llena de comida se alegró de encontrarse con Akaashi en la entrada, como si la estuviera esperando. Le había enviado un mensaje cuando bajó del tren y eran diez minutos caminando después, así que supuso que sí lo hizo a propósito. En realidad no le molestaba.
—¡Akaashi! —lo saludó con emoción, sonriéndole e inclinándose un poco en forma de saludo. Él le devolvió el gesto.
—Hola, Ōishi. ¿Cómo has estado? Te veo más alta.
—¡¿Pero qué dices?! ¡Mentiroso! —se rio avergonzada, ya que sabía perfectamente que no había crecido y solo era parte de su intento de bromear con ella. Akaashi también se rio, encogiéndose de hombros.
