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DISCLAIMER: CAPÍTULO LLENO DE CUARTETO REFERENCIAS. ¡POR CIERTO! Recomendable escuchar la canción "Yendo a la Casa de Damián" de El Cuarteto de Nos. Lo siento por no actualizar...

Colún, para vacaciones, había organizado ir a su casa con sus amigos de la compañía. Todos iban caminando por el lado soleado de la calle mientras cantaban una alegre canción. Eran las 7 de la tarde y todos estaban con mucha energía.

— Ea ea ea ea, ea ea ea e. Ea ea ea ea, ea ea ea e. — Cantaba Nestlé porque era la única parte que se sabía. Colún y Soprole simplemente seguían la canción mientras que el suizo repetía.

— Por acá está Colún...tiene una cervecería;...y cuando pasa tu hermana, ¡se convierte en lechería! — Seguía Soprole, mirando hacia adelante y divisando por fin el terminal de buses para viajar. Por supuesto eligieron los Altas Cumbres, específicamente el segundo piso de estos.

En cuanto se subieron al bus Colún se fue a su asiento correspondiente, siendo este un asiento individual al lado derecho. Tal y como el sureño, los «amigos» se fueron a los asientos de al lado, Soprole sentándose en la ventana porque Nestlé lo quería ver feliz.

— Colún...¿Dónde queda tu casa? — Cuestionó el suizo, a lo que el ajeno le contestó tranquilamente.

— En Punta Cana.
— ...¿Es una broma?
— Obviamente, suizo. Mi humilde morá' está por allá por Los Lagos, compai're. — El castaño rió levemente.

Pasaron unos minutos y finalmente el bus comenzó a andar. Sería un viaje largo, pero no tan desagradable. Los asientos eran cómodos y la gente que trabajaba en las micros les pasaron algunas mantas y almohadas a los pasajeros, cosa que estaba bastante bien.

Pasaron algunas horas y ya era de noche, o al menos el cielo estaba oscuro. Mientras la parejita estaba durmiendo plácidamente, el sureño les había estado sacando fotos para reírse y mandárselas a sus amigos del sur. El joven estaba sumamente emocionado de poder mostrarle al santiaguino y al europeo lo que era el sur, mostrarles la calidez de un hogar rústico y enseñarles a cazar conejos y criar pollos. Aun así, se sentía...raro, y no sabía por qué. A Colún lo hacía sentir melancólico los viajes en bus, así que supuso que era eso. Él no solía ponerse a recordar los días de su infancia, cuando estaba mal (casi) siempre. En fin, no es momento de lamentos, ya que en unas horas más nuestros protagonistas estarían llegando al hogar del sureño...

...O eso hubiera pasado si el bus no se hubiera quedado sin bencina cuando amanecía. Lamentablemente quedaron en pana y estos tuvieron que moverse por sus propias cuentas, haciendo dedo, yendo en buses de mal olor con viejas cahuineras y guaguas gritando, entre otros.

— Por la chita, oh...¿Por qué no' tuvo que pasar a noso'chos? — Preguntó Colún, cabizbajo, mientras se sostenía del pasamanos de la micro e intentaba acomodarse entre tanto viejo. Soprole y Nestlé estaban igual.

— Puta, siempre la misma weá. Nunca tenemos buena suerte, weón. Les dije que era mejor venir en el auto del suizo. — Se quejó el pelinegro miope.

— Y yo les dije que no quería traerlo nada más. — Contestó.

— ¿Por qué tan misterioso, compa'ire? Por ahí como mi taita decía: "el que poco explica es porque es mucho lo que esconde". — Bromeó Colún, riendo levemente. Su comentario hizo que Nestlé desviara la mirada, cosa que llamó la atención del joven de barba. Soprole miró de reojo a su amado, preguntándose qué tipo de cosas podía haber en el auto que Nestlé no quería mostrar.

Siguieron viajando en micro hasta que una muchacha rubia se subió, a lo que uno de los caballeros que iba sentado quiso cederle el puesto por educación. La tipa simplemente respondió "al lado de un degenerado no me siento" y se quedó parada...terminó toda moreteada por cómo frenaba la micro.

Pasaron algunas horas y después de gastar tanto dinero andando en micro llegaron a una pequeña villa, casas bastante humildes, la mayoría del terreno era tierra, el otro grava y lo demás pura piedra. Un lugar rústico, el clima era ligeramente frío y el pasto era verde. Todos miraban con asombro, excepto el castaño que que estaba acostumbrado al entorno. A lo lejos se pudieron ver dos jóvenes más, un poco más mayores que Colún: uno llevaba una camisa roja cuadrillé y estaba montando un caballo, y otro tenía el cabello castaño claro y estaba usando una chupalla* y un manto. Se veían alegres.

Un grito se oyó desde el más bajo, ya saben, el típico grito que utilizan los sureños para saludarse (yo).

— ¡Eeeh, compai're! ¡Tantas lunas pue' oiga! — Exclamó el de camisa cuadrillé. Él dejó su caballo atado en un palo y caminó hacia Colún al lado de su otro amigo. Pronto estos dos se presentaron, tomando la mano de cada uno de los presentes.

— Me llamo Frutillar, un gusto conocer a los amigos de mi amigo.
— Y a mí me dicen Nogal, también e' un gusto.

El primero en saludar, Frutillar, se acercó mientras abrazaba de manera brusca a su compadre. Su característico cabello rojo y lacio era algo que no se olvidaba, y, al ser el único pelirrojo de la villa, todos lo conocían. Para Nogal se le hacía más fácil pasar como alguien promedio, ya que, a pesar de venir de la familia de Los Nogales, las viejas se sorprenden más por un color de pelo. Nogal era del mismo tamaño que Nestlé, podríamos decir que hasta un poco más alto y de contextura más gruesa. Su vestimenta típica opacaba su musculatura, pero los sureños conocían muy bien cómo era. Por otro lado, Frutillar era de una similar contextura que Colún, sólo que algo más ancho de espalda.

Después de varios minutos hablando y conociéndose entre sí, todos decidieron ir a la casa de Colún. Poco a poco se empezó a nublar y el clima se sentía como un invierno a pesar de estar en diciembre, y hasta un auto no pudo frenar porque estaba mojado. Casi atropelló a un niño a mitad de camino. Al llegar al hogar del castaño, tocaron la puerta...

— ¡Tío Roberto! — Exclamó Colún, abrazando a su querido tío — ¿Cómo está?
— Bien, sobrino. ¿Y estos chiquillos quiénes son?...Bueno, no importa. Tu mamá está ocupada ahora, pero pasen nomás. Oye, ¿has seguido los consejos que te he da'o?
— Sí, tío..."Nunca te mojes por alguien que siempre está seco", "nunca hagas el bien sin mirar a quien", y ya otros que se me han fuido pero sí.

Aquella palabra simplemente hizo que Soprole sonriera de manera incómoda; ¿cuántas veces le había dicho a Colún que así no era? Bueno, así era él y no se le podía culpar. Todos siguieron la conversación tranquilamente...

Había una pequeña reunión familiar en la casa del chico castaño. Leti, la madre de Común, preparó una rica cazuela de un pollo que habían matado hace unas horas, y Colún estaba jugando con su primita Mabel y su sobrino Vladimir. El joven del suro siempre había sido muy cariñoso con los niños, ya que él era ciertamente infantil hasta un punto.

Y finalmente, luego de cazuelas, humitas, arrear vacas y pasarla bien, el trío de amigos se quedó a dormir en una habitación allende a la de los padres y familiares del castaño con pecas en las mejillas.

No obstante, había algo que al suizo no lo dejaba dormir, y era que... durante un momento Soprole había estado muy simpático con Nogal, cosa que le molestaba un poco, pero no lo pensaba decir ya que para él era algo tonto y algo que no merecía demasiada atención. Sus celos crecieron un poco y quería irse de allí, aunque se quedaría porque sabía que por su cuenta no podía volver a Santiago. La única opción que le quedaba era matarse ahí mismo, pero sabía que al cielo no iba a ir.

──★ ˙ ̟ Hola chikillos, perdón por desaparecer, esk no he tenido muchas ideas 😞😞 si tienen hcs o fanarts díganme y los subo :D

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⏰ Última actualización: Jan 30 ⏰

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Mi Dulce de Leche (Nestlé x Soprole)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora