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El abrazo de la felicidad.
La familia completa de Levi se encontraba reunida en la casa del patriarca Amram y realmente era un gran Jubiló que todos estén reunidos.
Las risas no faltaban de hecho simplemente el estar juntos era motivó de gran alegría.
- ¿Apuki dijo eso enserio?
- Estaba presumido creyéndose muy valiente papá.
- Pensó que habías huido por miedo a el.
- Aunque haya presumido como dijo Abiú, no nos molestó más con tu desaparición.
- Es verdad el muy tonto creía que realmente logro asustarte.
- Eso en cierta forma me alegra princesa, temía que intentara algo contra ustedes.
- No, el blanco favorito de Apuki se volvió Oseias.
- Hasta lo enviaron a la cantera.
- Pero gracias a Dios y core ahora estamos lejos de ese lugar.
- Un primo nuestro pronto lo conocerá.
- Pero ahora tampoco deja en paz a Mical siempre la está provocando.
Aarón miro a su hija quien tenía una cara de inocente.
- ¿Que sucede padre querido?
- Imagino que no respondiste a ninguna de sus provocaciones.
- Por supuesto que no, yo nunca sería capaz.
- ¿Ah no? Entonces no le diste barro en vez de agua a Apuki.
- ¡Eleazar!
Aarón escupió el agua en una risa la cual contagio a todos, era ovbio que la joven castaña no se iba a quedar de brazos cruzados, a veces tentaba mucho la protección de Dios.
- Mical...
- Solo fue una vez, y no fue barro...fue agua con barro y se la tomó toda con una sonrisa.
- Como veras Moisés todo esto ocurrió por la historia que te conté.
- Ana y yo nunca más nos vimos ella fue a vivir a palacio y ahora es sierva de la reina.
- De Nefertari, Ramsés siempre deseó que se convirtiera en la gran esposa real.
- Por otra parte - Las miradas se centraron en Mical la cual veía el bordado de su vestido - Mi querida hija también se habrá alejado de Jairo.
- ¿Me hablas a mi?
- Hasta dónde yo sé tu eres mi única hija.
- Tío Moisés... apuesto a que tienes muchas más historias que contar.
