CAPÍTULO 2 Todos quieren saber de los bebés

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—¿Por qué se quedan callados? — Taylor los miraba.

—Termina de darle de comer a los bebés y te decimos, ¿Ok? — Travis trataba de que no se estresara, eso no era algo que fuese a hacerle bien.

Suspiró. —Está bien, supongo— continuó dándole de comer a sus hijos, mientras Travis luchaba mentalmente con la noticia que le iba a dar.


Al terminar de alimentarlos, Travis tomó a Charls y Andrea a Evie para sacarles el aire, mientras Taylor se acomodaba la ropa.

—¿Ya me van a decir? —

—Sí, Tay, mira... De alguna manera, que no entiendo... Nos encontraron, saben dónde estamos y a que vinimos— Kelce le dijo.

—¿Qué?, pero... ¿Cómo pudieron hacer eso?, hemos estado viniendo por meses aquí y justamente, cuando nacen nuestros hijos, el mundo entero viene— se puso de pie para dar un vistazo por la ventana. —¿Quién pudo haberles dicho? —

—Nena, puede ser quien sea, no necesariamente alguien de aquí, tal vez nos vieron de casualidad o en un descuido y se corrió la voz, sé que es algo complicado esto ahora... Con respecto a tener estos momentos solo para nosotros, yo lo he disfrutado mucho, tan solo, atravesaremos toda esa gente e iremos directo al auto, podemos tapar los porta bebe con una manta para que no los vean—

—Será rápido hija— la señora Swift lo apoyaba.

De todos los miedos que estuvo imaginando durante el embarazo y en el nacimiento de sus hijos, no se le pasó por la cabeza el hecho de que alguien fuera a correr la voz o descubrir que se encontraban en la clínica dando la bienvenida a sus bebés, en un momento tan íntimo y especial, odiaba estar en el ojo público siempre, debía calmarse y pensar las cosas con claridad, la idea de su prometido era buena, no es como si esperaran a que todo el mundo se fuera, cuando los paparazzi de California se les metía en la cabeza obtener una foto, no se rendían, podían durar días en un solo sitio con tal de fotografiar algo, a menos que la policía se encargara, ya que al ser un hospital, estaban invadiendo un lugar de emergencias.

—Sí, está bien, no tengo ganas de lidiar con un asunto como este, me siento demasiado agotada, fue una labor de parto terriblemente larga de trece horas, dar a luz, no he dormido bien, esas personas no me pueden arruinar el día, coloquemos a los bebés en su porta bebé y vayamos a casa— dijo finalmente.

—Perfecto— Travis puso en el sofá las sillas porta bebé con una sola mano, ya que estaba sosteniendo a Charls, tendría que volverse experto de ahora en adelante a hacer las cosas con un solo brazo, porque estaba seguro de que siempre tendría a uno de sus hijos cargando, puso con cuidado a su bebé y lo abrochó, la manta se la colocarían en el elevador.

Andrea metió a Evie en el porta bebé, abrochándola, los dos se veían tan pequeños. —Yo me encargo de sus maletas, no cargues nada Taylor—

—Mamá, no voy a dejar que cargues tú—

—Nada de eso, Jordan viene también, él me ayudará con tus cosas, es hora de irnos—

—Ok—

Travis tomó los porta bebé, uno en cada mano, para él no pesaban nada, ese hombre de casi dos metros podía con todo, Taylor caminaba lentamente a su lado, tan solo moverse era algo doloroso para su desgarre, pero la indicación de su doctora era caminar regularmente para que todo volviera a la normalidad, Andrea los seguía atrás, con las dos maletas, la de Taylor y Travis y la de Evie y Charls.

A pesar de las circunstancias, la rubia estaba encantada con que por fin se iba a ir de la clínica, su prometido daba largos pasos, ella se quedó atrás observando, mientras caminaba despacio, ¿Cómo es que ese gigante podía ser el hombre más dulce del planeta?, la silueta del nuevo papá llevando a sus dos hijos se quedaría por siempre grabada en su mente, sacó de manera veloz su celular y le tomó una foto sin que se diera cuenta, detrás, su madre miraba sonriendo, la felicidad de su hija era también la suya.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora