La mujer perfecta en el cuento equivocado.

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Hace mucho tiempo, en un reino lejano, esperaba la mayor de sus princesas por el día de su boda, daba pequeños saltos, olvidándose así de títulos, cuando imaginaba el momento en el que abandonaría su gigantesco castillo que para ella simbolizaba una cárcel, pero había algo más grande que hacía fantasear a esa joven soñadora, ese era su prometido, un galante emperador, ladrón de suspiros y dueños de corazones, el mismo que desde el primer instante quedó hechizado por la princesa, observando siempre hipnotizado esa actitud libre y positiva que adoptaba la joven en la vida. El único problema es que su amante no era la princesa que se le fue prometida, en cambio, soñaba despierto  con la hermana de esta, décima princesa del reino y la más pequeña.

Se conocieron en un día de té, ella saltaba mientras jugaba con varios perros y él tomaba una taza de té junto con su prometida, después de ese día no la dejó de observar. Y aunque la chica que lo prendó no era ni la mitad de hermosa de como lo era la mayor de las princesas, él la observaba como su imperfecta obra de arte.

Tanto fue su amor que le pidió el soberano de las tierras vecinas que cancelara su compromiso con la mayor de sus hijas y le diera a su pequeña hija en matrimonio para que esta ocupara el lugar que le estaba destinado a su hermana y se convirtiera en reina aún teniendo una muy corta edad. El padre de las princesas se negó rotundamente y tanto fue su enojo e indignación que rompió el compromiso pero no le entregó a la menor de sus hijas en matrimonio, declaró la guerra contra el reino vecino y despertó la cólera del emperador joven que en la batalla luchaba como León. Ambos ejércitos se enfrentaban por dos princesas, hombres que no conocían el porqué de esa arrasadora guerra, morían por miles dejando así huérfanos a sus primogénitos y viudas a sus esposas .
En la batalla flaqueó el ejército del Rey más antiguo, dándole tanto la muerte a él como a su reinado. El emperador León, triunfante, tomó la corona de ese reino destrozado y también a la mujer que había deseado como su esposa, pero no solo quedó destrozado y en ruinas el reino, sino también el pilar de este, esa princesa que había sido rechazada aún siendo considerada una deidad, se encontraba triste, amargada y devastada. Ella fue exiliada a un antiguo palacio, dejando allí que se marchitara una flor, que se perdiera el brillo de sus ojos y todos vivieron felices menos ella, solo por ser la mujer perfecta en el cuento equivocado.

                               
                                 FIN

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