Throw Back.
Era un Lunes y me apeteció hacer pellas. Mi amigo Jackson, nacido en Ámerica, y yo, decidimos irnos al parque de atraciones que había cerca de nuestro pueblo. Subimos en todo tipo de atracciones sin hacer cola porque no había casi nadie. Todo marchaba estupendamente hasta que apareció un borracho. El hombre, le arrebató la cartera a mi colega y se la intentó llevar. Yo, como idiota que soy, cogí y comencé a correr tras el idiota.
-¡Ryu! Vueleve. Allí dentro no hay nada, me lo acabo de gastar todo.
Me giré a observar a mi colega, él, estaba sentado en un banco. A él lo conocía desde hace mucho tiempo. Era un chaval muy agradable y bastante tontorrón. Cuando estuve en el banco, metí mis manos en los bolsillos de mi sudadera y me tiré junto a Jack.
-¿Sí que llevabas dinero ahí dentro cierto?
-Algo, pero no era demasiado. Ryu, sabes perfectamente que no me gusta verte en problemas.
-Joder Jackson, deberías haberme dejado darle su merecido a ese tiparraco.
-Puede que le hiciera falta el dinero...
-¿Y qué? Ese dinero era tuyo, te lo ganaste tú trabajando.
-No importa, de verdad.
Jack era un chaval huérfano. Sus padre fallecieron en un viaje a China hace muchos años. Él, estuvo de casa en casa, hasta que por fin cumplió los 18 y se largó. Encontró una trabajo y volvió a encontrarse conmigo. Ahora nos vemos un par de veces a la semana, pero casi siempre es complicado, porque él es autónomo y nos cuesta quedar.
Vuelta al presente.
-¡Ryuuuu!
-Ah, Tôru. ¿Qué hay?
-Me preguntaba si te apetecería venir esta tarde a mi campus un rato, hemos montado una fiesta Otaku con mis amigos. Habrá un pequeño concurso de Cosplay y algunos Stands, llevamos planeándolo tiempo.
-Bueno, sí, me gustan los Mangas, supongo que podría pasarme.
-¡Genial! Será más como un expomanga, la mayoría de los cómics serán hechos por los estudiantes de bellas artes.
-Vale, bueno Tôru, me voy a buscar a Kai, seguro que ha terminado su clase ya.
-Hasta luego.
Le di la espalda a Tôru y seguí andando. Todo el mundo me miraba con cara de asco, simplemente porque había hablado con el chaval. Eran todos unos idiotas, Tôru era en realidad un chaval cojonudo, pero la gente en aquella universidad era horrible.
-Tú, el de la sudadera gris.
Me giré desganado a mirar al que me llamaba.
-Bien, me has escuchado. Soy Light, encantado.
Extendió su mano para que yo la agarrara, pero en vez de eso seguí observándolo.
-Eh... Bueno, sólo queríamos saber... ¿Por qué hablas con el pringado? A ver, sabemos que tú no eres nadie especial ni nada, pero él es lo peor.
-Mira, Cabrón. ¿Quién cojones te crees que eres para venir aquí a estorbarme con eso? Tôru es mi amigo, y ni tú ni nadie va a conseguir que eso cambie.
-Vale vale, tranquilo eh, que no muerdo.
-¿Eso era todo? Bien, pues me largo.
-Ryu. Espero que cuides bien de mi hermano.
No entendí bien lo que Light quiso decirme con eso, pero me dió igual. Seguí andando hasta llegar a la clase de Kai. Allí estaba, apoyada en el marco de la puerta, con su preciosa sonrisa y sus brillantes ojos azules clavados en los míos.
-Ryu, Shinigami mío.
-¿Shinigami?
-En Death note... Ese anime que te gusta tanto... ¿No había un shinigami que se llamaba Ryu?
-No, es Ryuk, pero si te hace ilusión llamarme así, hazlo.
-No, no, era por hacer el paripé. Vamos.
-Sí, Tôru ha montado una fiesta Otaku en su campus, le he dicho que iría, ¿te hace?
-Claro, me encantan esas cosas, aunque sólo las conozca por ti.
Asentí y andé con ella al lado. Tenía las manos metidas en la sudadera, cuando Kai, aún con mi sudadera que le había prestado anteriormente, metió sus cálidas manos dentro de mi bolsillo y agarró mi mano izquiera para sacarla y ir los dos agarrados.
-¿Y eso? ¿Te ha dado por hacer de parejita feliz?
-Qué va. Sólo quería agarrar la mano de mi hermoso novio.
-¿Hermoso? Dios, qué cutre llegas a ser.
Kai rió dulcemente y yo esbocé una pequeña sonrisa. Ella, iba jugando con mis dedos, a la vez que tarareaba una canción de Coldplay. La gente nos miraba, algunos sorprendidos, otros asqueados y algunos sólo la miraban a ella. Los dos estábamos distraidos, pero sabíamos lo que sucedía. Entonces, de un arrebato, giré a Kai, agarré su rostro y le di un beso en medio de todos los curiosos. Puso expresión de sorprendida, pero sabía que ella también quería hacerlo.
Tras el beso se escucharon comentarios como: "Entonces sí que salen juntos..." O "Vaya dos, Kai no sabe elegir." O incluso "Seguro que el amargado ha contratado a Kai para tener algo de reputación."Igonré todo aquello y seguí andando por los pasillos, con mi novia, para ir a la fiesta Otaku que Tôru y sus colegas habían organizado.
ESTÁS LEYENDO
Maldita conciencia
Ficção AdolescenteRyu, un joven de 18 años que comenzó a estudiar publicidad porque sus padres querían deshacerse de él, se da cuenta de que desde pequeño, ha sido un chico problemático por el mero hecho de que se preocupa demasiado por las injusticias y termina cobr...