Única parte

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Satrou no se consideraba alguien enamoradizo, el habia estado con algunos chicos, pero todo era sin sentimientos, sin embargo, eso cambió cuando conoció a aquel hombre, Nanami Kento.

Nanami era un socio de su padre y desde que lo vio por primera vez, tuvo un flechazo por aquel hombre, sinceramente no lo podían juzgar, aquel rubio era demasiado atractivo, con un físico de infarto y era todo un caballero. Satoru lo quería solo para el mismo y lo conseguiría, estaba seguro que sería muy fácil, nadie se resistía ante sus encantos.

Se equivoco.

No lo entendía, hizo de todo para llamar su atención, le coqueteaba descaradamente y el otro ni siquiera se inmutaba. Creyo que talvez el rubio no le hacía caso por respeto al negocio que tenia con su padre o algo así, por ello se encargó de hacerle saber que su padre no se molestaría por eso. Después de todo al señor Gojo le pareció de maravilla que su hijo estuviera con su socio, eso era bueno para la asociación que tenían, o bueno, es es lo que le hizo ver su hijo, satoru era bueno convenciendo a su padre.

Una vez aclarado lo anterior, el albino siguió con su intento de conquista, el permiso de su padre pareció dar resultados, ya que su adorado rubio comenzó a hablar más, bueno, solo para decirle que no lo molestara, pero para satoru era un avance.

Siguió de esa manera por unos meses hasta que lo consiguió, después de muchos coqueteos y provocaciones, logró que ese Nanami estuviera con el.

No lo hubiera logrado sin la gran ayuda de su amiga mei mei, ella le había dado un gran consejo, "provocalo satoru, hazlo que quiera tener sexo y eso hará que caiga rendido a tus pies". En realidad era un consejo de mierda pero que más daba.

La gran oportunidad se dio el día que el rubio se equivoco de día para la reunión que tendría con el padre del ojiazul y este no iba a desaprovechar eso. Satoru lo invitó a pasar para tomar algo, diciendo que ya había viajado hasta ahí y no perdería nada con aceptar. Nanami si nada más que hacer, acepto.

—Lo vez, aveces solo necesitas relajarte un rato—dijo el albino, mientras posaba su mano sobre la del otro.

Nanami se dio cuenta de las intenciones de satoru, sinceramente seguía sin entender porque ese chico intentaba estar con el, él ya tenía 32 y el albino tenia 23. Supuso que si lo rechazaba, el otro se cansaría y buscaría a alguien más pero no, ahí seguía. Para ser sincero, kento si sentía algo por el ojiazul, desde que lo vio le pareció un chico precioso, sin embargo, no creía correcto pensar así del hijo de su nuevo socio, se iba a mantener alejado hasta que el chico llegó un día diciendo que tenía el permiso de su padre para poder estar con él.

Desde ese momento nanami sabía que iba a estar con aquel chico, lo habría aceptado dese ese instante, pero le pareció más divertido esperar y ver lo que hacía satoru para según el, conquistarlo.

Ahora todo se podría ir al infierno, una provocación de aquel chico y lo tomaría en esa mismo sillón donde estaban sentados.

—Aunque no quiera admitirlo, esta vez tienes razón—contestó el rubio. Solo estaba esperando, sabía muy bien que satoru iba a provocarlo de alguna manera, ya lo conocía muy bien.

—Porsupuesto que tengo razón, siempre están tan tenso—hablaba el ojiazul mientras se acercaba más al otro—¿y sabes que?, yo podría ayudarte con eso—en un rápido movimiento, se subió en el regazo del mayor.

Bingo, fue que dijo el rubio en su mente. Aquel chico era tan predecible y tan descarado, talvez por eso le encantaba. Aún así, quería seguir jugando al inocente y pulcro hombre correcto.

—A si?, ¿de que forma?—preguntó Nanami, levantando una ceja e  intentando no sonreír.

—Bueno, se me ocurre que podrías follame hasta el cansancio, eso ayuda con el estrés—se movía lentamente sobre el rubio, intentando provocarlo más—cogeme hasta que lo único que pueda hacer sea gemir tu nombre.

Sir / Nanago (OS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora