iii. he fell first, but she...

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# ludovica's pov.

                  Luego de que el Dj sacara The Hills de The Weeknd, el organizador dijo que era el momento del vals. Busqué a mi padre con la mirada, quien lucía una gran sonrisa en el rostro mientras charlaba con Michael Schumacher y Mauricio Pochettino. ¿Quién lo diría? Caminé hacia donde él se encontraba y pedí permiso a los hombres para llevármelo, quienes respondieron que no había problema alguno.

Cuando papá y yo ya nos encontrábamos en el medio de la pista, Martha Argerich comenzó a interpretar una pieza de Chopin, acompañada de algunos violines. Bueno, no voy a mentir, sí me siento como una princesa.

Luego de que mi padre bailara conmigo lo hizo Matteo, mis abuelos, familiares, y finalmente quien deseara sumarse. Toto Wolff, Schumacher e incluso el conde de Wessex se acercaron a mí. Espero que la Reina Isabel II no me esté mirando desde donde quiera que esté en este momento.

—¿Puedo? —un moreno con extravagante acento español se acercó y extendió su mano frente a mí. Cuando el hijo menor de Eduardo de Edimburgo se movió, aquel chico tomó mi mano—. Soy Carlos, un gusto princesa.

—El gusto es mío Carlos, y no soy una princesa.

—Pareces una, rodeada de todo esto es casi imposible que no lo seas.

—Lamentablemente me falta mucho para ser una princesa —respondí con media sonrisa. No podíamos hablar mucho ya que cada hombre tenía unos cuantos segundos para bailar.

Antes de que cualquiera pudiera acercarse a pedir mi mano, Carlos me tiró levemente para un costado y extendió mi mano derecha hacia un castaño de ojos verdes y traje negro con detalles.

—Carlos te dije que... Hola —y antes de que él pudiera terminar de quejarse ya estábamos bailando—. Lo siento, no sé bailar vals.

—¿Te digo un secreto? Yo aprendí ayer —susurré cerca de su oído. El castaño rió levemente.

—Soy Lando —se presentó, y un leve cosquilleo apareció en mi estómago—. Y tú eres Ludovica.

—Así es, Lando.

—Estoy en la mesa de Toto, Christian... —claro, fue la última mesa a la que fui. Por eso su cara se me hacía conocida—. Soy piloto.

Y mi mamá apareció, interrumpiendo la conversación, para así ser la última persona con la que bailaría esta noche. Miré a Lando una última vez y una sonrisa apareció en su rostro, la cual respondí y finalmente me concentré en no pisar a mi madre con los tacones.

La canción terminó de sonar y Martha se acercó a darme dos besos.

—Espero que pases una hermosa noche, chiquita —dijo tomando mis manos—. Todos cometemos errores y todavía sos  joven para que te castiguen de por vida. Aprovecha estos años que no van a volver más.

Martha me dio un pequeño abrazo y se acercó a mi abuela, quien degustaba alegremente una copa de vino; son amigas hace bastantes años, mi abuela llegó a ser una violinista muy conocida en los 90s, pero una enfermedad en las articulaciones le impidió seguir tocando.

Dua Lipa comenzó a sonar en todo el salón, y los más adultos fueron a sentarse. Lisa y Bella, mis primas, se acercaron con mojitos en ambas manos.

SLUT!, lando norrisWhere stories live. Discover now