Capítulo 1

127 5 0
                                    

-¿Escuchaste que el príncipe heredero está enfermo?

La persona que caminaba a su lado, lo miró confundido –Pero si el príncipe Charlie está bien, lo vi pasear por el mercado esta mañana –dijo –al parecer estaba inspeccionando los precios y los productos.

-Nuestro príncipe es muy considerado, pero yo te habló del príncipe Benz, escuché que no despierta hace una semana.

-La reina debe estar desconsolada...

Charlie no podía pasar más tiempo en el mercado debía volver al palacio antes de que algún aldeano lo reconociera.

-¡Padre! -Charlie entró corriendo a la sala del trono, sin pedir permiso. –¿¡Qué es todo este alboroto, no recuerdas tus modales!? –lo regañó el rey.

–Lo siento, padre –hizo una reverencia, avergonzado –Escuché a unos aldeanos hablar del príncipe del Reino Claro, ellos dijeron que está muy enfermo.

–¡Te dije que no puedes juntarte con el pueblo sin mi permiso! ¿por qué me desobedeces?

Charlie lo observó callado.

–¿Está enfermo?

–Sí, las noticias en el mercado dicen que el príncipe cayó muy enfermo hace una semana, está inconsciente y la gente del palacio hace todo para sanarlo antes de la fecha límite para la coronación, pero no hay mucha esperanza.

–Si es así –continuó el rey –talvez no pueda asumir la corona muy pronto y, siguiendo el protocolo real universal, el siguiente en su línea de sucesión, el príncipe Babe tomará el trono.

–¿Crees que nos seguirá beneficiando, padre?

–Ya lo descubriremos.

–Aquí está el agua, majestad.

La muchacha entró a la habitación que estaba llena de gente tratando de estabilizar al príncipe de yacía inconsciente en su cama. Los doctores buscaban la forma de hacer que la fiebre baje cubriendo su cuerpo con telas empapadas de agua fría, mientras la reina sostenía su mano con fuerza.

–¿Se recuperará verdad, doctor?

–Lo hará, pero no sé en cuánto tiempo será, su energía vital está baja y sus poderes están deteriorados.

La reina salió de la habitación para encontrarse con su consejero.

–Majestad, si el príncipe heredero no despierta, tendremos que preparar al príncipe Babe para el trono. No podemos estar más tiempo sin un rey.

–Pero mi hijo no está en condiciones de hacerlo, aún es muy joven.

–Alteza, el pueblo está preocupado por su seguridad y bienestar.

–Los habitantes no saben que tengo otro hijo. El rey, que en paz descanse, lo exilió cuando era niño. Los únicos que lo conocen pertenecen a la familia real del Reino Terrenal.

–Entonces, sería bueno pedirle ayuda al rey y al príncipe Charlie, su reino es muy sabio, además son nuestros únicos aliados.

–Hazles una visita– ordenó la reina –Yo debo quedarme en el palacio para cuidar a mi hijo.

El consejero real se preparó para emprender su viaje. El Reino Terrenal no se encontraba muy lejos del Reino Claro, ambos se apoyaban mutuamente realizado comercio entre ellos y protegiéndose de reinos enemigos o rebeldes, aunque las familias reales no tuvieran contacto real y se comunicaran a través de representantes o mensajeros. Pero esta vez era distinto, el Reino Claro necesitaba, con urgencia, ayuda.

El auto en el que iba el consejero era lo suficientemente oscuro para que nadie lo pudiera ver a través de las ventanas, pero él sí podía admirar todo el paisaje. Las calles, a diferencia de su hogar, eran de un solo color, parecía que todo el lugar estaba hecho con arena, es más, parecía un desierto con la única diferencia de que tenía construcciones, servicios básicos y habitantes. Lo que más le sorprende es que parece ser una ciudad muy grande.

Llegar al palacio no fue difícil, ya que la construcción más grande del lugar, es imponente y hermoso.

–Gran majestad, tiene visitas, el consejero del reino vecino ha venido a verlo -anunció el guardia.

–Que pasé.

HerederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora