Capítulo 15

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Mi párpado derecho tembló y procuré ocultarlo con mi mano, fingiendo que me restregaba el ojo debido al cansancio. Ciertamente, había trabajado doble turno en el supermercado, desde el alba como repositora de productos hasta el anochecer atendiendo a los clientes. Mis padres esperaban que estuviera exhausta, sin embargo, no era el motivo de mi estado.

Tres días desde mi llegada a la ciudad y aún el agobio oprimía mi pecho como un puño apretando mi corazón y prohibiéndole transportar sangre al resto de mi cuerpo. La ansiedad producía miembros entumecidos y hormigueo en mi rostro que bullía lo suficiente para generarme espasmos nerviosos.

La sensación de amenaza estaba ahí, una presencia constante que no había podido dejar atrás junto a la casa en la llanura.

—Moira —la voz tensa de mi madre se propagó por la cocina— Apenas has probado bocado.

Su reproche era justificado. La porción de comida yacía entera en el plato frente a mí, aunque no pretendía divulgar la causa de mi inapetencia.

—He estado comiendo algunas porquerías en el supermercado. Estoy bastante llena.

Percibí un atisbo de incredulidad en su expresión, pero los músculos de su cara siempre estaban igual rígidos y sus ojos igual de inquisidores. Tenía varias incógnitas y preocupaciones por mi llegada repentina y por los mensajes de Dorothy que me negué a responder, mas decidió no presionarme como lo había hecho los dos días anteriores, seguramente por la carga de mi regreso al trabajo.

—Estoy seguro de que habrá varias ofertas a fin de mes en el negocio —comentó mi padre, apartando el plato vacío frente a él para apoyar sus codos sobre la mesa, lo que acentuó la arruga en el ceño de mi madre —Estuve probando algunas guitarras viejas y son muy versátiles. Podrás lucirte con cualquiera de ellas.

Forcé una sonrisa.

—Sí. Lenon también estuvo buscando algunas en Internet, quiere ayudarme a conseguir la mejor posible. Pero todo depende las horas extras que pueda hacer en lo que resta del verano —suspiré, echándome hacia atrás en el asiento— Supongo que, por el momento, voy a tocar con una guitarra prestada.

Cualquier instrumento que me permitiera concebir música era sagrado para mí, pero la angustia por saber que debía subirme a un escenario sin mi propia guitarra todavía retorcía mi estómago.

—¿Quién va a prestártela? —inquirió mi padre, interesado.

—Un amigo de Lenon —eché un vistazo a la hora en el reloj de la cocina y me puse de pie— Debería dormir ya. Mañana tengo que volver al supermercado al amanecer.

Comencé a recoger los platos de la mesa, pero mi padre me detuvo.

—Yo me ocupo —se ofreció— Ve a descansar.

Caminé arrastrando los pies por el corto pasillo que contenía los únicos dos dormitorios de la casa y entré en la segunda puerta, ya que era el mío. Mucho más pequeño que el cuarto en la casa de la llanura, pero éste me hacía sentir cómoda y segura como ninguno. Me senté en la cama, tirando la cabeza hacia atrás para relajar el cuello y soltando una exhalación para expedir mi cansancio.

—Eres la criatura más estúpida que he tenido la desgracia de conocer.

Su voz envió una corriente helada por mi espina dorsal, congelando mis músculos y mis latidos. Cerré los ojos con fuerza para no tener que afrontarlo. Sabía que estaba ahí, frente a mí, el halo de su fría presencia me golpeaba como bravas cachetadas.

Finalmente, bufé y me obligué a centrar la mirada en Justin.

—¿Qué estás haciendo aquí? —murmuré, cansada.

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⏰ Última actualización: Jan 31 ⏰

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