—¿Qué haces aquí? —Bill levantó la mirada, y sonrió al ver a Tom, que le pasó la mano por los hombros antes de ir a los mingitorios y desabrocharse la bragueta. Volvió la mirada a su reflejo, inclinándose hacía el frente, para asegurarse que su maquillaje estuviera igual de bien puesto que al llegar.
—Vine a verme al espejo... —Llevó los ojos a Tom, quien había detenido su paso para seguir mirando hacia Bill y lo bello que se veía cuando, con una seriedad imponente, le devolvía una mirada. —¿Has bebido mucho?
—Na... aún tengo consciencia para meternos un poco de coca. —Le sonrió pillo, a lo que Bill le imitó, alejándose del espejo para verse más cuerpo. Su vestido quedaba un poco grande, pero dejaba ver la silueta flaca que la tela de terciopelo marrón intentaba ocultar. Tom lo miró y se mordió los labios, pasando la mirada por cada centímetro de su cuerpo, delineando con sus pupilas los bordes y los surcos que la tela creaba en su delgado cuerpo. Ya no le era sorprendente encontrarse maravillado con la persona que tenía en frente porque, todo lo que conllevaba tener una relación que era básicamente prohibida, añadía matices de emoción en cada momento que pasan solos, sabiendo que había personas alrededor que podían entrar cuando quisieran encontrárselos en una situación que los dejaría no solo humillados, sino también desterrados.
Bill, por su parte, se sentía feliz de habérselo encontrado en un momento, en este baño, en que se sentía completamente solo; sus amigos se habían alejado con sus parejas y ahora él estaba buscando la forma de no sentirse tan extraño en una casa llena de gente. Lo único que se encontró feliz de hacer, fue de ir al baño para mirarse el reflejo. Y es que, en su estado de apenas ebriedad, podía ser consciente de cada centímetro que cambiaba con el tiempo; le gusta ver que su maquillaje podría lograr hacerle ver una mirada mucho más profunda de lo que tenía realmente. Parecía que incluso no tenía miedos y que cada vez que se regalaba a sí mismo una mirada enojada, podía llegar a intimidarse él solo.
Se daba cuenta de que no era la persona que todo el mundo le decía que era; no era la persona que siempre le hacían querer ver como si no tuviera valor alguno. El tiempo que pasaba solo lo usaba para no compararse con el resto. Ser la única persona en su propio mundo no era tan malo; a veces incluso se encontraba bello; su personalidad ya no le parecía tan insulsa y tonta.
Había sentido muchas ganas de inhalar un poco de cocaína, y justo se había aparecido Tom para que las ganas, inconscientemente, crecieran. Todo el tiempo pensaba en hacerlo, pero al mismo tiempo que lo pensaba, también recordaba aquellos años en los que despertaba en el suelo de baños públicos, sin saber dónde estaba, sin saber con quién había salido y sin saber si su dignidad había sido violada o no. Recordaba los caminos humillantes hacia casa. la mirada decepcionada de sus padres cada vez que lo veían en condiciones tan deplorables. No podía ni siquiera identificarse con la persona que solía ser. Ahora era muchísimo más responsable; ya no consumía simplemente por consumir.
Ahora si lo hacía, era por una necesidad biológica y además porque estar en esas condiciones, pero en compañía de Tom, eran un momento en el que parecía ser que a este ya no le daba vergüenza demostrar que estaba enamorado, que lo deseaba de forma más allá de lo sexual. Estar drogado con él, significaba también recibir el amor que no recibía cuando los dos estaban sobrios. Parecía que las barreras en la cabeza de su pareja se disminuían, se difuminaban, y no importaba nada más que estar los dos juntos, compartiendo el mismo calorcito que los hacía sentir que el tiempo no era para correr de él, sino que se los habían regalado.
—¿Ahora? —Preguntó, mirando a través del espejo con una sonrisa pilla. Tom simplemente se encogió de hombros, y negó, levantando las cejas. Con una mirada burlona, se sacó la polla, dispuesto a mear sin importarle la presencia de Bill ahí. El sonido de la orina fue el único que apagó el silencio, junto al agua que salió del grifo en el que Bill empezó a lavar sus manos.
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SAUDADE.
FanfictionBill terminó con su vida el mismo día en que nació, tras una historia que no pudo proyectar sin dejar pedazos de sí mismo cada vez que la verbalizaba.