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La lluvia caía con fuerza sobre el cuerpo del Omega que se encontraba sentado en la acera, su rostro tan solo mostraba descontento y decepción, no había tenido ni un poco de suerte tratando de buscar algún trabajo decente en aquel barrio de mala muerte en dónde se escondía de todo y de todos.

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MALDITA SUERTE DE MIERDA!- Grite con desespero y completa frustración, si no pagaba este fin de semana el alquiler me hiban a hechar y dentro de poco me quedare completamente sin dinero.

Suspire para después levantarme de la acera, me encontraba completamente empapado pero eso era lo que menos me preocupaba en este momento, necesitaba trabajo con urgencia, pero sinceramente eso hiba a ser algo bastante difícil de conseguir para mi, era literalmente un inútil, siempre fui el hijo mimado de mi padre literalmente nunca tuve que hacer algo por mi mismo y ahora me encontraba aquí batallando en consecuencia a esto.

Mientras me encontraba sumergido en mis pensamientos mi estómago gruño a causa del hambre, no había probado ni un bocado en dos días y al parecer ya me está pasando factura, solté un gemido lastimero al pasar frente a un local de comida y sentir el aroma de esta, pero me tuve que aguantar y abstenerme a ir y comprar algo para saciar mi hambre.

La oscuridad cada vez inundaba más las solitarias calles y la lluvia se estaba empezando a intensificar, pero tan solo seguí caminando como si nada, solté un suspiro al divisar el edificio donde me hospedaba, no era muy grande y mucho menos lujoso pero por ahora era suficiente para mí.

Me dispuse a entrar y subir las escaleras, mis pasos eran bastante pesados a causa del cansancio, —Hola Matías—  Me estremecí al escuchar la voz de la dueña del edificio a mis espaldas, voltee para lograr mirarla de frente , era una beta bajita y un poco rellenita, de cabello castaño y corto, además de una mirada oscura que transmitía calidez.

—Hola Elena, ¿Cómo te encuentras?— Le respondí lo más calmado que pude mientras la veía, —Bien, pero un poco preocupada por ti, no haz pagado el alquiler y no quiero que mi esposo te heche del edificio Matías— Me dijo con una mirada bastante preocupada.

—Lo se, pero por más que e intentado encontrar trabajo, no me aceptan en ningun lado, lo lamento encerio— Le respondí con la voz un tanto temblorosa mientras bajaba la mirada para no mirarla a los ojos, no quería que viera lo patético que soy.

—Mati, puede que yo te pueda ayudar con eso, verás a unas horas de aquí hay una gran mansión y un amigo mío trabaja hay, el lugar pertenece a un alfa llamado Enzo Vogrincic y está buscando algunos trabajadores— Levanté mi mirada para lograr conectar con sus ojos, aquellas simples palabras me habían levantado el animo, —Si te interesa te puedo dar la dirección y no te preocupes por el alquiler, yo te esperaré hasta que consigas el dinero— No pude evitar abrazarla.

—Muchas gracias Elena, encerio te agradezco mucho— Ella me devolvió el abrazo, su calor me hacía recordar a mi madre y eso me dió un sentimiento de nostalgia, —No te preocupes Mati— Me respondió con un tono maternal mientras me soltaba.

Después de aquel encuentro, ella me entrego un papel con la dirección del lugar, además de entregarme un plato de comida recién hecha junto con un poco de dinero para el pasaje.

Enzo Vogrincic, aquel nombre me daba curiosidad al mismo tiempo que escalofríos, ¿Quien será ese alfa?  y ¿Cómo será?

La rosa del Alfa: Enzo Vogrincic x Matias RecaltDonde viven las historias. Descúbrelo ahora